“¡Hasta siempre Big Man, el saxofonista del Rock!”

Clarence Clemons

  • La Voz
“El rey del universo, el señor del mundo, el hombre más grande que jamás se haya visto, Big Man Clarence Clemons en el saxofón”. Estos eran algunos de los muchos calificativos que Bruce Springsteen solía hacer de su saxofonista, sin duda el alma de su banda, la mítica y legendaria E Street Band. Es imposible imaginar la música de Bruce Springsteen sin el sonido de su imponente saxofón. Y es que fue, gracias a los solos de este gran hombre negro, la principal causa por la que quedé enganchado de la música del Boss el 23 de septiembre de 1988. Las dos canciones, que fueron ‘Janey Don’t You Lose Heart’ y ‘I´m going down’, tenían en común un magnífico y breve solo de saxofón del que quedé absolutamente maravillado. Entonces era un adolescente inconsciente de que aquel suceso que aconteció en un bar de mi pueblo iba a marcar en la banda sonora de mi vida. Entonces pensaba que cualquier banda de rock & roll siempre debía de tener un saxofón y me decepcionaba cuando comprobaba que no era así. Tuve que esperar 10 años para verlo, el 9 de abril de 1999 en Barcelona, para estar otros 10 años siguiéndole por todo el mundo. Desde entonces han sido largas colas en estadios y hoteles, y muchísimas horas frente a su saxo en más de cien conciertos. Clarence era grande y no sólo por su físico o su música. Siempre estaba disponible para sus seguidores, y dispuesto a fotografiarse con ellos o a firmar autógrafos. Recuerdo que una vez en el colegio lo dibujé tocando el saxo en clase de dibujo ante la atónita mirada de mi profesora. Mis amigos no me comprendían, ya que sus ídolos eran deportistas como ahora lo puede ser Messi o grupos de moda de la época. La profunda amistad que Bruce Springsteen y Clarence Clemons se profesaban en el escenario era única. La portada del ‘Born To Run’ refleja con claridad esta fraternidad. Había entre ambos un sentimiento de hermandad y una conexión muy especial. Desde que sufrió el derrame cerebral la semana pasada Bruce Springsteen no se ha separado de él. En este sentido será insustituible. El último recuerdo que tengo guardado de Clarence fue el 30 de julio de 2009 en el concierto de Benidorm. Estaba en frente de él viendo el concierto en primera fila con mi prima Celia de 9 años y Clarence la saludaba continuamente. La niña le correspondía con besos al aire. Finalmente el saxofonista llamó a su asistente para que le regalaran a la niña una flauta idéntica a la que suele tener para tocar ‘American Land’. Bonito detalle del gran hombre. Ya nunca más podremos escucharte en canciones míticas como ‘Jungleland’, ‘Born To Run’, ‘Rosalita’ o ‘The Promised Land’ pero muchas gracias por todos lo momentos de felicidad que nos has regalado. Nos veremos en otra vida para escuchar de nuevo tu música celestial.