Ruiz Manuel, las huellas de un torero

Triunfo claro de Curro Díaz, cuyo toreo contundente estuvo por encima de su lote

Toros 22/08/2018
Toros 22/08/2018

Antonio Jesús García / JA Barrios / José Álvarez

Jacinto Castillo
01:25 • 23 ago. 2018

Las huellas de Ruiz Manuel volvieron a sembrar el albero de la Plaza de Toros de Almería, después de unos años de ausencia en los carteles de la Feria. Los toreros dejan sus huellas en las plazas en las que torean, pero también en el impreciso terreno de las emociones de los aficionados. Así, Ruiz Manuel en la tarde de ayer. 



Cuando después de acabar con su segundo toro besó un puñado de arena, quedó patente que su huella ya es imborrable de la historia del toreo almeriense. Una huella que también está impresa en su labor como director de la Escuela Taurina Municipal de Almería, cuyos alumnos le dedicaron un homenaje antes de iniciarse la lidia. 



Ruiz Manuel recibió también la admiración y el respeto de los tendidos en forma de sinceras ovaciones, por mucho que su lote no le ayudara a trasmitir toda la dimensión de su toreo. Pero quedaron sus huellas sobre albero.



Le acompañó en la cuadrilla otro almeriense siempre recordado por su profunda torería, como es Curro Vivas, siempre asomado al balcón en sus excelentes pares de banderillas. En el cuarto, la emoción se la apuntó el picador Antonio Galván, por una reñida y excelente puya en la cual el animal derrochó raza y clase.



Curro Díaz
El triunfador inequívoco de la tarde fue Curro Díaz. El torero de Linares quiere acercarse en todo lo posible a la torería de sus ilustres paisanos que vistieron de luces en otras épocas, pero a su estilo. Curro, además de dos estoconazos de los que entran pocos en un cuarto, convenció toreando en largo a su primero, cuya muerte brindó a Ruiz Manuel. Dominó las distancias mejor en este que en el otro, pero, en cualquier caso, quedó claro que este es diestro para toros de más raza y enjundia que estos de El Torreón. 



Con todo, leyó bien las trazas de su enemigo y aplicó quietud y mando a partes iguales, un mixtura que hace brillar los muletazos. Sin ser mucho el toro, fue mucho el toreo. 



Quizás la premura por redondear el triunfo le hizo echarse demasiado encima de su segundo, que pedía algo más de distancia y de sosiego en el trazado de los lances. A destellos, Curro también sacó partido de este quinto que quizás fuese el mejor de la tarde, haciendo bueno el célebre dicho. Salió exigiendo y dando juego en un brillante tercio de banderillas en el que hubieron de desmonterarse Fernando Sánchez y Tomás López. 



Joselito Adame

Joselito comenzó con autoridad, dispuesto a plasmar su toreo desde el primer lance. El animal se empleó con nobleza no exenta de clase en los primeros compases de la faena, pero fue perdiendo entidad en su embestida al tiempo que el diestro azteca se le echaba cada vez más encima. Puede que el toro quisiera algo más de distancia, pero de poco habría servido a Joselito corregir la posición, porque el animal acabó sumido en la mediocridad. Animoso y decidido, el torero de Aguas Calientes quiso sacarle todo lo que llevaba dentro a este tercero de la tarde, pero todo quedó más en los intentos que en otra cosa. De salida el animal prometía mucho más. En el tercio de banderillas, Miguel Martín dejó dos excelentes pares, por los que se desmonteró.


En el que cerró plaza, pesaron más las corridas que aún no ha toreado. No acabó de acoplarse con un ejemplar al que le presentó la muleta algo retrasada, adoleciendo el trasteo de recorrido. El animal acabó acusando dichas carencias.


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