Al garbanzo almeriense le salen ‘callos’

Las dificultades de cosecha, el ataque de jabalíes y los bajos precios acechan su supervivencia

Plantaciones de garbanzos en el norte de la provincia.
Plantaciones de garbanzos en el norte de la provincia.
Manuel León
07:00 • 26 mar. 2019 / actualizado a las 13:12 • 26 mar. 2019

Más allá del mar de plástico, en el norte de la provincia sobrevive otra agricultura almeriense más elemental que contribuye a diversificar cosechas.



Al margen de las cinco grandes (tomate, pepino, pimiento, calabacín y berenjena), más allá de la hoja verde de lechuga y brócolí, de los cítricos, olivo y almendro, en la zona de los Vélez aún perdura la estampa de la siembra y recolección del cereal -trigo y cebada principalmente- y otros pequeños cultivos casi anónimos. Es el caso del garbanzo, que ha experimentado cierto redescubrimiento, incentivado sobre todo por las ayudas de la PAC. El cultivo de esta legumbre se concentra casi en su totalidad en la zona de Vélez Blanco y Topares, en total, unas 125 hectáreas, muy lejos de otras provincias andaluzas como Sevilla donde esta variedad suma cerca de 9.000 hectáreas cultivadas.



La mayor parte del garbanzo velezano -explica Adoración Blanque, de Asaja- va destinado al consumo nacional. También hay otras variedades de leguminosas en los Vélez, como es el caso de yeros, vezas y lentejas, que se hacen harina y se destinan a la alimentación del ganado.



Actividad artesanal Una de las causas para que en el norte de la provincia no haya prosperado más el garbanzo sobre todo es que se cultiva el cien por cien en ecológico y su recolecta entraña una mayor dificultad para la recolección y el riesgo del jabalí que arrasa las plantaciones. Tampoco ayuda a incrementar la superficie de plantas garbanceras el precio obtenido que no suele remontar por encima del euro el kilo. La actividad artesanal que mantiene este humilde garbanzo almeriense -tan demandado para platos como los callos, los pucheros, los potajes o incluso con pulpo en algunos restaurantes de Roquetas como en el Bar Los Pescadores- hace que las ayudas de la Política Agraria incentiven año tras año la siembra de garbanzos y el resto de legumbres, hasta 200 euros por hectárea.



Las organizaciones agrarias han subrayado en las últimas campañas que por muy bajo que caiga el cultivo de productos agrarios alternativos, nunca desaparecerán del todo, porque ayudan a mantener el ecosistema y suponen una ayuda para muchas familias del sector agraria del norte de la provincia.



Los cuatro municipios que integran la comarca velezana -Chirivel, María, Vélez Blanco y Vélez Rubio, suman más de 700 productores  y 18.000 hectáreas, principalmente de almendro, cereal y leguminosas.



La mayor parte de la producción de cereal de la provincia se concentra en la comarca de Los Vélez, con más de 13.000 hectáreas, principalmente trigo, cebada, centeno, maíz y tranquillón.



Parte de ese cereal velezano se dedica a forraje  y se siembra prácticamente en su totalidad en secano por lo que su rendimiento depende en gran medida de del año pluviométrico.



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