Lluvia de ideas para reflexionar sobre los retos de la agricultura

La sede de Tecnova alberga un coloquio sobre retos y oportunidades en el sector agrícola

El público tuvo un papel muy activo, siendo en ocasiones partícipe del propio debate.
El público tuvo un papel muy activo, siendo en ocasiones partícipe del propio debate. Fran Muñoz
Marco Rueda
23:38 • 05 jul. 2018

El verano es una época para el descanso, pero también para la reflexión. En la agricultura almeriense, un sector con un ritmo de trabajo frenético, detenerse y pensar es un rito obligatorio y esta época es el momento idóneo para ello. Bajo esta premisa, el ‘I Debate Agroateneo’ organizado por LA VOZ DE ALMERIA en colaboración con Tecnova y el CUAM (Ayto. El Ejido), juntó a cuatro ‘pesos pesados’ para responder a una de las preguntas más acuciantes: qué retos y amenazas planean sobre el sector agrícola almeriense.



Retos
Tras una exposición inicial en la que cada uno de los ponentes -en orden de intervención: Francisco Camacho, Ángel Barranco, Jerónimo Molina y David Uclés- introdujo uno  o dos aspectos que los actores del modelo agroalimentario almeriense deben superar, se abrió el debate sobre estas cuestiones: una oferta de productos cada vez más reducida, la baja productividad con respecto a otros países competidores, el salto cultural y formativo necesario para afrontar los problemas comunes, la pérdida de visión de objetivos a largo plazo o el costoso proceso de cambiar el ‘chip’ para priorizar ‘valor’ en lugar de ‘precios’. Problemas reales, a menudo enterrados por la dictadura del ‘día a día’, pero vitales para enfocar el futuro.



A pesar de la dificultad que entraña admitir lagunas en el sector más pujante de la economía de la provincia, la lectura del encuentro fue sin embargo positiva. Lejos de profetizar el apocalipsis, todos los ponentes coincidieron al señalar estos retos no como el talón de Aquiles de la agricultura almeriense, sino como las claves actuales que deben orientar las decisiones del presente inmediato.



Conclusiones 



Esta puesta en común arrojó luz sobre el complejo escenario en el que se mueve el sector, que, como se dijo en el debate, precisa de un salto tecnológico y cultural al que Jerónimo Molina añadió la variable legislativa: “necesitamos regulaciones a la altura de los retos sociales que tenemos”. Y es que la crítica constructiva siempre es necesaria: “se les ha olvidado hablar del consumidor”, decía una asistente. Quizás en la próxima, ya en septiembre.



Las ponencias



Francisco Camacho, la visión agronómica: “Hay que ampliar la gama de productos, si no morimos”
Echando la vista atrás unos diez años, Almería se ha dejado por el camino dos productos, la judía y el melón, que hoy son residuales en el campo de la provincia. El profesor Francisco Camacho llamaba la atención sobre esta deriva, que se agudiza cada año sin hallar otros productos que complementen al tomate, el pimiento, el pepino, el calabacín, la berenjena y la sandía. “Almería es, sin dudas, el mejor lugar de España para cultivar frutas y hortalizas”, en clara referencia a la oportunidad de abrir el abanico  a otros productos “como los subtropicales, el cultivo de fruta de hueso u otros ‘viejos conocidos’ de Almería como los higos, los nísperos, la granada, la uva de mesa, etc.” Estos grupos de productos son, de acuerdo con las indicaciones del catedrático en Producción Vegetal, opciones interesantes que explotar en el mercado gracias a las redes comerciales tejidas por las empresas agroalimentarias.



Ángel Barranco, la visión global: “Controlar el clima debe ser nuestro próximo hito”

El dirigente del centro tecnológico resumió su intervención en la necesidad de afrontar procesos de asociacionismo dentro del sector guiados por un cambio cultural a la hora de analizar el negocio de las frutas y hortalizas. “Debemos pensar más en términos de productividad y menos en el volumen o en los precios de forma aislada”, señaló. El aumento de los rendimientos, expuesta en la cantidad de kilos por cada metro cuadrado,  en el invernadero almeriense debe conseguirse mediante el control de las variables del clima -luz, temperatura, humedad, etc.- En palabras de Ángel Barranco, “sería la tercera revolución de la agricultura almeriense después de la fertirrigación y el control biológico”. Lograr este objetivo vendría de un proceso de cambio de mentalidad que prioriza el rendimiento por superficie antes que ampliar la superficie de los propios cultivos para lograr el incremento de la producción.


Jerónimo Molina, la visión social y cultural: Cultura y capital humano para el desarrollo colectivo

La mirada de Jerónimo Molina a los problemas del sector se asemeja a la de un halcón que sobrevuela la superficie terrestre. El presidente de la Fundación Cajamar puso la cultura y el capital humano en el centro del debate, tanto que, si se presentan sus ideas de forma superpuesta, se ve con claridad que los males de la agricultura almeriense son los mismos que los de su sociedad: la necesidad de reforzar la cultura, la inteligencia y la responsabilidad colectiva para así hacer frente a unos problemas que son comunes (legislativos, de representación, la gestión de los residuos, etc.) Avanzar en este campo redundaría, siguiendo la exposición de Molina, en la capacidad para pensar y ejecutar de forma más solvente los problemas a largo plazo. “El avance del sector ha venido porque sabía a donde se dirigía; el cortoplacismo de la ‘cuenta de resultados’ no debe tapar los retos colectivos que tenemos por delante”.


David Uclés, la visión económica: Del precio al valor: el salto que debe dar el sector

La intervención del director del Servicio de Estudios de Cajamar invitó a analizar las tendencias macroeconómicas que afectan al sector. El economista David Uclés señaló que “la evolución de los precios agrícolas en términos reales ha caído un 40% en la última década” , señalando que el sector debe encontrar mecanismos por los que añadir valor a su actividad como, por ejemplo, “soluciones que pasen por la economía circular”. Además, Uclés hizo referencia a una de las tendencias que se está consolidando en la agricultura almeriense: el incremento de la superficie media de las explotaciones. En el mismo arco temporal en el que las ventas se han depreciado -en valores constantes- un 40%, el tamaño medio de los invernaderos ha pasado de ser inferior a una hectáreas a estar en torno a las 2,5 hectáreas de media, manteniendo el modelo familiar que caracteriza socialmente al campo de la provincia.


Temas relacionados

para ti

en destaque