Carmen Muley: Entre hilos y bastidores

Continúa bordando incansable, no solo para su hermandad, también dispuesta a ayudar a otras

Carmen Muley es bordadora de Prendimiento.
Carmen Muley es bordadora de Prendimiento. La Voz
Lola Haro
22:56 • 27 mar. 2018

La relación de Carmen Muley con la Semana Santa de nuestra ciudad empezó en su juventud, en aquellos años de reorganización a caballo entre las décadas de los setenta y ochenta de los que todas las personas que estuvieron implicadas siempre recuerdan con cariño y de forma entrañable por la gran cantidad de vínculos fraguados entre cofrades de diferentes rincones de la ciudad. Sin embargo, por aquel entonces nuestra protagonista de hoy, todavía desconocía hacia qué derroteros se encaminarían sus pasos o mejor dicho, sus manos. 



Es en aquel entonces, justo con sus amigos de juventud y a la postre familiares cercanos, con los que inició su andadura en el mundo cofrade con un gran entusiasmo por trabajar y dar lo mejor de sí. Pronto orientó sus pasos, o como decíamos anteriormente, sus manos, hacia el  camino que hará de hilo conductor (nunca mejor dicho) de su trayectoria: el bordado. 



Todavía, las hermandades recurrían a recursos fáciles y económicos a la hora de prepararse para salir a la calle, proliferando y aprendiendo casi sobre la marcha a realizar sencillos encajes de flores con lentejuelas de plástico. Pero por suerte, muchas corporaciones comenzaron a desear dar un salto de calidad en este aspecto y es ahí cuando podemos fechar el despegue de Carmen Muley en el bordado. 



Fue ya a mediados de los años ochenta cuando Carmen conoció a una religiosa perteneciente a la Congregación de Religiosas Adoratrices, la hermana Teresa. Ella fue su primera maestra en el bello arte del bordado y a su lado compartió horas y horas de aprendizaje. Carmen atesora muchos recuerdos de esta época, que se prolongó hasta la década de los noventa. Ambas compartieron infinidad de ratos juntas en los que Carmen aprendió con destreza todo lo que la hermana Teresa le enseñaba con cariño. Fruto de estas horas, comenzaron a salir las primeras obras para la Hermandad de Prendimiento, al mismo tiempo que Carmen seguía bordando, no solo para su corporación, sino ayudando en los encargos que recibían las hermanas Adoratrices. Las técnicas aprendidas eran muy laboriosas, bordando directamente sobre el terciopelo el dibujo que se hacía en papel de seda y posteriormente se pasaba punto a punto, recuerda Carmen Muley sobre los trabajos realizados por aquel entonces. 



El incendio de la Catedral



Años después, tras el triste incendio que tuvo lugar en la Catedral de Almería en el año 1996 y que supuso la pérdida del Cautivo y de la Merced, daría comienzo una nueva etapa. Debido a este trágico suceso, Carmen entró en contacto con el taller sevillano Elena Caro y a raíz de esto, pudo aprender múltiples técnicas nuevas que sumó a las ya aprendidas durante sus años de instrucción junto a la hermana Teresa. En esta época aprendió a sacar las piezas de un dibujo y a ir colocándolas sobre el terciopelo para después contornearlas. También en este período aprendió formas de la limpieza para aplicar a los enseres sobre los que se había depositado hollín y que habían absorbido humo durante la noche del incendio. 



Fruto de todas estas experiencias surgiría la idea de la creación de un taller de bordado en el que poder enseñar esta labor a todas las personas que deseaban aprenderlo. Y con el paso de los años, el taller ha ido dando sus frutos, habiéndose realizado numerosísimos trabajos como sayas, estandartes, guiones…



El largo y continuo aprendizaje que precisa el bordado requiere que la persona que lo desempeñe sea paciente y le guste lo que está haciendo. Durante todos estos años, muchos se han quedado en el camino de este arte debido a la falta de esas dos cualidades, afirma Muley cuando hablas con ella sobre estos menesteres. Ella continúa bordando incansable, no solo para su hermandad, sino también dispuesta a ayudar a otras corporaciones cuando así se lo han requerido, como en una reciente restauración solidaria del manto de la Virgen del Primer Dolor de la cofradía del Amor. 


Aunque el taller de bordado se desarrolla a lo largo de todo el curso, con la llegada de los preparativos de cada salida procesional de Semana Santa siempre se multiplican las horas en la casa de hermandad preparando todo el patrimonio bordado de la cofradía. Entre sus quehaceres cofrades de las últimas semanas, destaca el proceso de conservación al que someten al manto de la Merced cada año o el repaso de puntadas en diferentes zonas de las bambalinas. Todo ello realizado junto a sus compañeras de taller y que cualquier persona  podrá  apreciar en todo su esplendor durante estos días.


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