Los barrios de extramuros del Martes Santo

La calle de Las Cruces une historia religiosa y cofrade como ninguna

Almería en agosto de 1924  (arriba).
Almería en agosto de 1924 (arriba). La Voz
Juan F. Escámez
22:03 • 26 mar. 2018

El historiador Emilio Villanueva Muñoz, autor de la obra Arquitectura y Urbanismo de la Almería Moderna, denomina de forma magnífica, la confluencia de las calles Murcia, Granada y Cruces como "cono de convección" que generaban estas vías en la antigua Puerta de Purchena, y reflejaba con este símil urbanístico el cuello de botella o embudo que todo el tráfico y circulación convergía en esta plaza almeriense.



El Martes Santo en Almería se siente de forma particular en los barrios que un día fueron de extramuros y que se acercan al casco histórico a través de sus arterias que confluyen en la Puerta de Purchena. 



El barrio de las Huertas y el Triunfo de la Inmaculada Concepción de Almería



El barrio de las Huertas tiene un papel protagonista en la historia de la ciudad, este fue el lugar escogido por el Zagal y los Reyes Católicos para la entrega de las llaves de la ciudad el 23 de diciembre de 1489, tras la firma de las Capitulaciones en Baza dos semanas antes. Se confirmaría de este acto histórico, el ocaso de siete siglos bajo dominio musulmán y la ruptura con un desmembrado reino nazarí de Granada, dando paso a una nueva etapa bajo poder católico.



Este día se conmemora con el llamado Triunfo de la Inmaculada Concepción y que con un esquema común a otros triunfos de Andalucía, como los que encontramos en Granada o Antequera, consiste en un basamento o pedestal con inscripción, una columna con relieve o liso, como es el caso de nuestra ciudad, y sobre capitel corintio, la imagen mariana en posición orante, se halla vestida de sol, sobre querubines y con doce estrellas rodeando su cabeza, recordando a la que preside la ubicada en el trascoro de la Catedral de Almería proyectado por el arquitecto Ventura Rodríguez.



La imagen fue colocada por el obispo Antonio Martínez en el año 1800, siendo testigo del paso de cofradías y hermandades que han discurrido por el barrio de las Huertas durante más de dos siglos, salvo el tiempo de la Guerra Civil que estuvo retirada. En 1940, fue restaurada y de nuevo colocada.



En el plano de Pérez de Rozas de 1864, uno de los primeros callejeros más completos que disponemos de la ciudad, aparece la calle Triunfo, como travesía entre las calles Murcia y Granada, mostrando la estrecha relación de este barrio de las Huertas con el insigne monumento.



El Vía-Crucis de extramuros, origen del barrio de las Cruces.


La oportunidad de disponer de la suficiente agua que aportaba el cauce de una rambla y su relativa cercanía a la ciudad  provoca que el barrio al norte de la ciudad sea el escogido por el gremio de alfareros para ubicar la industria que abastecería la ciudad en época musulmana, que junto a la seda, serían los grandes impulsores del desarrollo de la medina de Almariyya. 


Conventual

De esta época las calles más estrechas y su disposición cónica que apuntaban a la puerta de Pechina. Con la llegada de los Reyes Católicos y su afán de cristianizar la vieja medina, se desarrolla una tarea colosal de transformación dando paso a la llamada ciudad conventual. Fruto de la religiosidad popular se hace eco los dos viacrucis que existieron en la ciudad, único vestigio del Antiguo Régimen que

perdura en la ciudad, uno a intramuros y otro a extramuros. 


El primero, que recorría el interior del centro histórico, marcaba el itinerario devocional que realizaba la Hermandad del Santísimo Sacramento en el barrio de la Almedina, partiendo de la Puerta de los Perdones de la Catedral para culminar en un recreado Gólgota a los pies de la Alcazaba. De este camino de penitencia se conservan dos cruces,  una original en la calle Soto y otra recreada en la calle Almedina. 


El segundo, que partiría de la propia Puerta de Pechina, discurría por la calle de Las Cruces y calle Calvario. El nombre de esta vía tiene su origen en el calvario ubicada al final de esta y hacía su encuentro con la avenida de la Caridad, según nos muestra el plano militar de la plaza de Almería de 1836. 


Actualmente ninguna cruz se conserva en este barrio salvo el recuerdo del callejero, pero sin duda alguna, la de Las Cruces, es a día de hoy una calle que une historia religiosa y cofrade como ninguna, ya sea en sentido ascendente con los regresos de las hermandades de Los Ángeles y Perdón, o descendente de las cofradías de Macarena y Silencio, en su acercamiento al casco histórico, todos las formas de entender la Semana Santa almeriense lucen de forma especial en esta estrecha calle. 


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