“No somos depósitos de delincuentes, aspiramos a la reeducación y reinserción”

Pilar Casado es Subdirectora de Régimen de El Acebuche.

Pilar Casado, en su despacho de El Acebuche.
Pilar Casado, en su despacho de El Acebuche.
Rosenda Mirón
00:05 • 19 mar. 2023 / actualizado a las 00:21 • 19 mar. 2023

Lleva seis años al frente de la Subdirección de Régimen de El Acebuche. Atrás dejó otros tantos también como subdirectora en Murcia. Esta jurista asegura que la sensibilidad en prisiones la ha encontrado por igual tanto en hombres como mujeres, que se trata de personas al final. Firme defensora de la reinserción, forma parte de un equipo transversal de trabajo sobre la igualdad, intenta hacer actividades y organizar cosas donde los valores que intentan poner en alza vayan calando en los internos. Como ella afirma, le gustan las personas.



Cuando dice que trabaja en una prisión ¿recibe reacciones de sorpresa?



No, o no me lo manifiestan al menos. En alguna ocasión algún funcionario que ya no está aquí, en lugar de llamarte por tu nombre te llamaba “niña” y piensas: tengo que demostrar dos veces que soy capaz, eso sí me ha pasado.



¿Tuvo siempre la intención de trabajar en una prisión?



No, acabé aquí después de un periplo profesional. Estuve trabajando en un despacho de abogados pero el mundo de la abogacía no me gusta. Recuerdo estar haciendo una demanda, ponerme a leerla y pensar “esto convence a cualquiera, pero no me convence a mí”. No me sentía cómoda entre lo que  estaba redactando y lo que sentía.



¿Su conciencia no estaba cómoda?



No, y cuando eso me pasó tres veces dije hasta aquí. Yo nunca pensé en quedarme en Instituciones Penitenciarias, jamás, pero cuando tomé posesión me di cuenta de que estaba en un sitio donde si yo quería hacer algo por los demás podía hacer mucho bien.



¿Es muy difícil acabar entre rejas?

Para terminar dentro lo único que necesitas es estar en libertad. Cualquiera nos podemos ver en un módulo por cualquier cosa, incluso errores, accidentes involuntarios. Hay personas que son tan normalizadas como tú y como yo y hay otras personas que cuando rascamos un poquito te das cuenta del entorno en el que han vivido, las familias tan desestructuradas a todos lo niveles…lo raro es que no terminaran aquí. 


¿Somos conscientes del bien que realizan las prisiones a los internos?

No se nos puede olvidar que la prisión no es un establecimiento de reclusión de individuos peligrosos, los meto ahí y me olvido de ellos, no. Instituciones Penitenciarias tiene el encargo Constitucional, ojo, nada más y nada menos que Constitucional, de intentar la reeducación y la reinserción social. Tenemos los profesionales de la Junta de tratamiento que estudian un interno cuando ingresa, van a detectar sus carencias, necesidades específicas, si el delito lo ha cometido por su adicción a sustancias psicoactivas, y le vamos a ofrecer los medios para si esa persona quiere, pone de su parte y tiene interés deje el mundo de la drogadicción, existen itinerarios formativos y laborales para que en el momento que vuelva a a sociedad pueda desarrollar un trabajo.


¿Tienen muchas historias de éxito en ese aspecto?

Sí, sí tenemos y se reciben muchas cartas de internos donde nos dan las gracias, nos dicen que han conseguido superar su problema de drogadicción. 


Esa parte no sale el las series ni películas. ¿Se parecen en algo a la realidad?

No, todo es más normal de lo que se hace ver en las películas. El año pasado el Ministro del Interior presentó los resultados de un estudio donde decía que no alcanzaba el 20% el número de internos que tras una puesta en libertad volvía a ingresar en prisión: tenemos un éxito del 80%. Algo estamos haciendo bien, sin caer en la autocomplacencia. No somos depósitos de delincuentes, aspiramos a la reeducación y reinserción social de las personas. El propio sistema penitenciario español es el que hace que podamos conseguir ese éxito.


¿ El mundo de las cárceles es muy masculino?

Por número sí, pero es algo que se viene arrastrando. Por ejemplo, aquí rondamos ahora sobre los 900 internos, de ellos 50 son mujeres. En cuanto a funcionarios hay más hombres que mujeres, porque fue en 2007 cuando se llegó a la unificación de las escalas masculina y femenina. Hasta ese año sacaban unas plazas para funcionarios hombres y otras para funcionarias mujeres, y el número de plazas estaba en función de número de internas que había en los centros penitenciarios. Las mujeres íbamos a módulos de mujeres. Ahora la experiencia demuestra que estamos igual de capacitadas para resolver cualquier situación.


¿Cómo se imagina las prisiones en unas décadas?

Veo un avance de las penas y medidas alternativas a la privación d libertad, la reserva de la prisión para las formas más graves de criminalidad y la organización d ellas prisiones sobre la base de módulos residenciales con programas de tratamiento organizativos.


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