La directora de la Guardia Civil homenajeará a las víctimas del Caso Almería

La Subdelegación del Gobierno acoge el 20 de enero un acto de reparación a las víctimas

Víctimas del Caso Almería y el teniente coronel Castillo Quero.
Víctimas del Caso Almería y el teniente coronel Castillo Quero.
Javier Pajarón
12:27 • 13 ene. 2023

Cuatro décadas después del asesinato de los jóvenes Luis Cobo Mier, Juan Mañas Morales y Luis Montero García a manos de agentes de la Guardia Civil, el Estado prepara un acto de homenaje a los víctimas.



La cita será el próximo 20 de enero en la sede de la Subdelegación del Gobierno y contará con la presencia especialmente simbólica de la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, así como el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, y el subdelegado del Gobierno en Almería, José María Martín.



Las autoridades quieren escenificar la repulsa del Estado ante aquellos hechos de 1981, con un acto de desagravio y reparación a las familias de las víctimas, según han informado fuentes oficiales. 



“El acto del próximo día 20 servirá de recuerdo y reconocimiento a las tres víctimas del conocido como Caso Almería”, indica la Subdelegación del Gobierno.



Familias



Además, la convocatoria se enmarca dentro de una serie de actos de reparación vinculados al desarrollo de la Ley de Memoria Democrática, que trasciende de los crímenes puramente vinculados a la etapa franquista.



De hecho, la familia de Mañas (natural de Pechina y 24 años de edad) ha lamentado recientemente en unas jornadas celebradas en el Congreso que su muerte no le haya convertido oficialmente en víctima del terrorismo o víctima del Franquismo.



La familia argumenta que el crimen de los jóvenes fue resultado de un plan de facciones tardofranquistas de la Guardia Civil, que querían mantener atribuciones contrarias a la democracia como la capacidad para secuestrar y torturar sin un juicio. 

Según la versión oficial, cuestionada en diversos aspectos por las propias familias, los agentes confundieron a los chicos con tres terroristas de ETA. Luego los mataron y trataron de camuflar sus muertes arrojando el vehículo por un barranco. 

Aquellos guardias civiles fueron condenados por homicidio en un juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Almería, que siempre ha parecido insuficiente para los allegados de las víctimas.


En los últimos años se han producido diversos actos de desagravio por parte de la propia Guardia Civil, que ha rechazado la actuación de los agentes y ha manifestado que los crímenes nada tienen que ver con los valores del cuerpo.


El general de división Manuel Llamas, jefe del Gabinete Técnico de la Dirección General de la Guardia Civil, remitió una carta en junio de 2021 a la familia de Juan Mañas. “quiero transmitirle en primer lugar nuestro más profundo pesar por aquellos terribles hechos que conmovieron a la sociedad española y muy especialmente a la propia Guardia Civil, que como Institución vivió horrorizada su protagonismo en los mismos. Nada más alejado a nuestra entrega y vocación de servicio al pueblo español, que varios miembros de la Institución tomaron parte en semejante episodio”.


“Es palpable el sufrimiento que transmite su carta, pero déjeme que comparta con usted y esas familias, el dolor inmenso que el colectivo de Guardia Civil ha sufrido también durante estas cuatro décadas”, añade el texto.


Calcinados y tiroteados

El 9 de mayo de 1981, tres jóvenes residentes en Santander (Luis Cobo Mier de 29 años, Juan Mañas Morales de 24 años y Luis Montero García de 33 años) viajaban a la provincia de Almería (Mañas eran natural de Pechina). Según la versión oficial, “fueron confundidos con miembros de un comando terrorista y arrestados por agentes de la Guardia Civil”. Fueron detenidos en Roquetas de Mar y trasladados presuntamente a la Comandancia de Almería para ser interrogados sobre su presunta vinculación con ETA. En realidad no tenían nada que ver con el terrorismo ni con ninguna actividad ilegal. Sin embargo, sus cuerpos aparecieron un día más tarde calcinados en el interior de un coche, con heridas de bala y signos de tortura, en un barranco cerca de la localidad almeriense de Gérgal. 



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