Un pescador almeriense naufraga y muere ahogado en la costa de Alicante

Luto en Pescadería por la muerte de Gonzalo Tobío, el cocinero de la traíña ‘El Villa’

Retrato de Gonzalo Tobío y una imagen del momento en el que su cuerpo inerte ha sido desembarcado. Foto de Alfonso Padilla, diario Levante.
Retrato de Gonzalo Tobío y una imagen del momento en el que su cuerpo inerte ha sido desembarcado. Foto de Alfonso Padilla, diario Levante.
Manuel León
16:10 • 13 dic. 2022 / actualizado a las 17:11 • 13 dic. 2022

La mar estaba algo picada esa jornada de ayer entre Altea y Calpe. Gonzalo, el cocinero de 'El Villa", una traíña almeriense con base en Gandía, estaba lavando los cacharros en cubierta. Como siempre le gustaba hacer por rutina, ató la paila del arroz a un cabo de cuerda y la dejó caer para que se enjuagara bien en el agua salada a costado del barco. Era ya pasado el mediodía, sus compañeros de tripulación descansaban en el camarote tras el almuerzo y Gonzalo se conoce que sufrió algún traspiés, algún mareo -nadie lo sabrá ya nunca- y cayó a la mar fría. No había nadie en cubierta que pudiera ver al marinero para socorrerlo, para parar motores y alargarle una maroma salvadora entre el oleaje. 



Iba bien pertrechado Gonzalo, con ropa de abrigo y botas de agua, pero no pudo sobrevivir al oleaje, a la baja temperatura, mientras sus ojos veían con desesperación cómo el barco, su barco durante los últimos veinte años, se alejaba sin poder socorrerlo de un naufragio estúpido frente a la rada alicantina. Allí quedaba él solo dentro de un mar inmenso que parecía un océano, quizá solo con algunas gaviotas sobre su cabeza y  algún marrajo cruzando bajo sus piernas. No se supo nada más de él desde entonces, solo que se quitó las botas (aparecieron antes que el cadáver) para nadar mejor, para resistir mejor los embates de unas olas de las que solo un milagro lo podría haber salvado. "El Villa", patroneado por Manuel Soria Ridao, había descargado las capturas la tarde de este lunes en el muelle de Altea y volvía a Gandía para amarrarse hasta una nueva jornada. Cuando los compañeros fueron subiendo a cubierta, empezaron a echarlo de menos y a buscarlo de proa a popa, a gritar su nombre por los camarotes, por la sala de máquinas, por la cabina del timonel, pero sin respuesta alguna. La angustia se apoderó de los pescadores almeriense de El Villa, sabían que Gonzalo no sabía nadar muy bien, a pesar de llevar toda la vida entre las olas. Habían desembarcado algo de boquerón, algo de sardina, pero ahora se encontraban con que se dejaban a un compañero en el mar.





La búsqueda se inició de inmediato, a primeras horas de la tarde, cuando ya navegaban frente a la costa de Moraira. Salvamento Marítimo, con dos helicópteros Helimer y dos embarcaciones Salvamar han estado desde entonces buscando a Gonzalo, con ayuda de La Guardia Civil y la Cruz Roja, rastreando todo el litorral de Altea, Calpe y Benissa. Hasta que anocheció y también se incorporaron embarcaciones de la flota pesquera de la costa alicantina. El Villa, el barco del malogrado Gonzalo, ha estado toda la noche pasada buscando a su cocinero, sin resultado. Hasta que un helicóptero ha dado esta mañana con el cuerpo inerte del pescador flotando a menos de una milla del denominado Morro de Toix.



Gonzalo Tobio Fiuza, de 43 años, era originario de Uruguay y tenía sobrada experiencia como marinero. Llevaba embarcándose desde los 16 años con los Soria, una familia traiñera de la calle Cara de Pescadería, que había estado faenando muchos años en puertos de Cataluña y que había vuelto a Almería, desde donde solía partir para echar temporadas de pesquera de cerco en los caladeros alicantinos.  Gonzalo estaba completamente apegado a los Soria, era su hombre de confianza y a veces se quedaba en Gandía como vigilante del barco, mientras el resto de la tripulación volvía a Almería en furgoneta a descansar una temporada. Era hincha del Peñarol de Montevideo, su equipo natal y también del Barcelona. Algunos compañeros han dicho de él que "era un pescador experimentado, no sabemos cómo ha podido ocurrir, todos lo apreciábamos mucho". Hoy el barrio almeriense de Pescadería está de luto. 






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