“El destino me dejó ciego, pero la vida me abrió los ojos”

A Raúl Martínez la ceguera le cambió su vida

Raúl, \'el ciego del rapper\', en la entrada de su casa.
Raúl, \'el ciego del rapper\', en la entrada de su casa. La Voz
Rosenda Mirón
21:00 • 29 oct. 2022

¿Alguna vez ha imaginado cómo sería de repente no poder ver nunca más,  no volver a apreciar los colores, el cielo, las caras amadas? A Raúl, alias 'El ciego del rapper', la salud y el destino le jugaron un mala pasada y perdió la visión a los veintiséis años. Tras una dura travesía interior ha conseguido ser completamente autónomo con tesón y un  afán de superación admirable. Sus días transcurren tranquilos, componiendo letras de rap, escuchando música y arreglando su casa concienzudamente, un acto que le refuerza en su deseo omnipresente de valerse por sí mismo. 



¿Qué le pasó, qué provocó su ceguera?



Llevo 15 años así, yo antes veía. Soy diabético tipo I, me ingresaron a los 9 años y varios problemas, insuficiencia renal por ejemplo, y ahí empezó todo. 



Tuve un desprendimiento de retina de la noche a la mañana, empecé operarme y empezó una vorágine de algo más de un año, pero no hubo solución.



¿Qué tal es su día a día?



Pues es mi lucha, el reto de valerme por mí mismo. Vivo solo, independiente. Hace cinco años me compré mi piso y dije, quiero hacer de mi casa mi Edén, y poco a poco lo he hecho a mi gusto. Me gusta mucho tener mi casa muy limpia, cocinar. Hago recetas, una se llama pasta a la ciega (risas) y cosas así.



¿Le obsesiona esa autonomía?



Más que obsesión es mi reto: la vida me ha dado este golpe, pues que no se crea la vida que yo voy a esperar que me lo hagan todo, con depresión. Tengo mente fuerte. Al principio la ONCE me prestó ayuda psicológica pero luego he salido adelante por mí mismo. Ha sido más mi yo interior, lo pasas mal hasta que un día no sabes porqué algo dentro de ti dice que ya no puedes seguir así. Me vine arriba y empecé poco a poco a luchar.


¿Cuándo empezó con el rap?

 Sobre los 15 años. Yo era más de escucharlo, no componía ni nada. Fue a raíz de la ceguera cuando me dio por hacer mis letras. Tengo mi método para hacerlo.


Cuénteme ese método.

Tengo una grabadora de casette, de los de toda la vida, me compré bastantes porque en su día pensé que a ver si se me iba a estropear y ya no habría, así que me hice una remesa. 


¿Sigue con ellas?

Sí, me resulta cómodo. En el teléfono también puedo escribir en el apartado de las notas. Tengo un compañero ciego que escribe sus poemas en un iPad y cuando lo vi pensé que eso lo podría usar yo también, me gustaría tener uno el día de mañana. Me grabaría, haría mis cancioncillas sin necesitar a nadie que me grabara.


¿Sobre qué escribe, de qué hablan sus letras?

Van sobre todo de ser uno mismo y no engañarse, es lo que tengo presente. Hablo de la fuerza de la fuerza de voluntad, contar un poco lo que me ha pasado y siento. También denuncia social, lo que a los poderosos no les gusta escuchar.


¿Solo escucha rap?

El jazz también me gusta, todo lo relacionado con la música negra, el flamenco también. El pop, el reguetón no me gusta, creo que es música vacía. Tanto que estamos luchando por la igualdad y tenemos eso todo el día en la radio. Al rap se le han pegado muchos palos por decir la verdad y al reguetón sin embargo se le da coba y transmite que se puede vivir sin trabajar, música para beber, para sexo sin compromiso. ¿Qué valores estamos inculcando a los chavales?


Parece que tiene mucho sentido común.

Hay que ponerse en la piel de quien tienes enfrente, cuesta lo mismo hablar bien que mal, ser respetuoso que no serlo. No hay que descuidar lo más importante que es quién eres, qué quieres, a dónde vas. Si todos fuéramos como somos en realidad, sin ocultar ni aparentar, todo iría mejor.


Cuando llevas sin ver tantos años, ¿las imágenes que uno tenía se desdibujan?

Yo guardo la memoria fotográfica, hay veces que veo las imágenes nítidas. Mi familia y amigos siempre recuerdo la cara, o algún personaje conocido me viene la imagen a la mente. 


¿Qué le ha enseñado la ceguera?

El destino me dejó ciego pero la vida me abrió los ojos. Yo veo ahora más claras las cosas, aunque no vea. Yo intuyo y percibo a las personas. El resto me es secundario, la imagen y otras cosas.


Le ha cambiado la vida también psicológica y espiritualmente.

Sí, te das cuenta de cosas que antes no. Valoro más otras cosas. Me duele no haber visto a mi abuela cuando murió, ver a los hijos de mis amigos, he tenido una pérdida muy grande. El sufrimiento está ahí latente. Intento compensarlo por ejemplo con la música que me da mucha vida. También tengo más amigos ahora que cuando veía (se emociona). 



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