Participación para retomar la redacción del Plan General

Por sorpresa, porque en los últimos tiempos la saturación de proyectos para la culminación de la Corporación municipal hacía presagiar que se había decidido dejarlo para momentos mejores, la concejal de Urbanismo e Infraestructuras, Ana Martínez Labella, anunciaba que el Ayuntamiento de Almería quiere retomar la redacción de un nuevo Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU).

Lo explicaba en el transcurso del último pleno en el que aseguraba que esta redacción, a petición del alcalde de la capital, Ramón Fernández-Pacheco, “se va a abrir un procedimiento participativo, colaborando con la empresa municipal ‘Almería 2030’, para recoger todas las sugerencias que se  puedan hacer desde los diferentes sectores culturales, empresariales o sociales de la ciudad, y a partir de ahí, embarcarnos en un nuevo planeamiento”, aseguraba la edil.

Trabajo
Justificaba Martínez Labella el no haber abordado este nuevo planeamiento hasta ahora en el tiempo que ha pasado la administración autonómica trabajando en la modificación de la normativa urbanística que hasta el 23 de diciembre de 2021 entraba en vigor. Reconoce Martínez Labella que “a partir de ahí se podría haber empezado a hacer” pero lo cierto es que a pesar de que hubo un primer contacto entre los técnicos municipales y la propia edil, se decidió aparcar el tema ante la necesidad de poner todo el énfasis en sacar adelante los proyectos pendientes, sobre todo aquellos que tendrían cabida en los fondos europeos Next Generation.

Con este anuncio, se vuelve a activar en el Ayuntamiento de Almería la idea de realizar un nuevo planeamiento que venga a solventar algunos problemas que no pueden cerrarse con la adaptación del actual, que data del año 1998, a la LOUA. Sin lugar a dudas, el principal problema con el que se queda la ciudad una vez que se aprobó esta modificación es la falta de suelo industrial, y es que solamente con un nuevo planeamiento podría ponerse en carga. De hecho, en los documentos que se fueron realizando hasta que se tumbó definitivamente, la calificación de nuevo suelo como industrial era uno de los puntos fuertes estableciendo varias zonas para ello, sobre todo entre el El Alquián y La Cañada.

Pero lo más importante es que uno de los principales problemas con los que contó el anterior planeamiento estaría en vías de solución: el incremento del uso de agua desalada para garantizar el suministro de la ciudad. Además, habría que poner sobre la mesa las complicaciones que se produjeron con el dibujo de las ramblas que se establece por parte de Ayuntamiento y Junta.