El naufragio del buque Guadalete: “La construcción fue un absoluto desastre”

El comandante Ignacio Mollá reconstruye en una conferencia sobre el dragaminas hundido en 1954

Ignacio Mollá, en la conferencia en el Club de Mar
Ignacio Mollá, en la conferencia en el Club de Mar La Voz
Javier Pajarón
18:37 • 25 mar. 2022 / actualizado a las 20:55 • 25 mar. 2022

El dragaminas Guadalete nació condenado a sufrir en las aguas de la basta costa española. Ni servía para dragar ni sirvió para patrullar. Un terrible temporal en el Mar de Alborán dobló la actuación heroíca de su tripulación y lo llevó a pique el 25 de marzo de 1954.




Ignacio Mollá, comandante de infantería, reconstruyó el pasado miércoles en una conferencia en el Club de Mar las horas previas al siniestro, las carencias del buque y el esfuerzo de los marinos por salvar la vida “frente a olas de ocho metros de altura”.




El encuentro estaba auspiciado por la Comandancia Naval de Almería y llega después de la exitosa visita al Puerto de Almería del buque insignia de la Armada, el portaeronaves Juan Carlos I. Los hermanos Mollá son responsables de una profunda investigación sobre el hundimiento del dragaminas Guadalete. Su padre, José Mollá, fue el penúltimo comandante del barco y esa conexión ha alimentado el interés por el naufragio, del que todavía quedan vivos siete supervivientes.




“La construcción del dragaminas fue un absoluto desastre en aquellas fechas. Es un barco con tendencia a hocicar, con un francobordo muy bajo”, explicó Ignacio Mollá. “Embarcaba mucha agua, calaba en las calderas, donde había un carbón mediocre”.




El barco de la clase Bidasoa era un desarrollo de una patente alemana. “La Armada se encontró un barco muy deficiente que no valía para dragar, así que lo pusieron a patrullar”. El temporal “más fuerte del Mediterráneo” hizo zozobrar la embarcación entre el 24 y el 25 de marzo de 1954, cuando el Guadalete navegaba entre Ceuta y Melilla en tiempos del Protectorado español.




“Los medios salvavidas eran absolutamente insuficiente. Muchos de los cuerpos recuperados no llevaban el chaleco”, probablemente tras desprenderse de los marinos naufragados por la poca consistencia de las correas.
El dragaminas viró y tomó rumbo hacia el Estrecho de Gibraltar para intentar salvarse del naufragio, pero un fallo del servomotor lo dejó a la deriva.



Se hundió la tarde del 25 de marzo. Solo sobrevivieron 44 de los 78 tripulantes. Ignacio Mollá recordó a las víctimas en una conferencia con presencia del comandante naval de Almería, Víctor Garay, y el subdelegado de Defensa en Almería, el coronel Javier Frías.




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