Los jóvenes almerienses ya no quieren ser camioneros: “Es poco atractivo”

Los jóvenes ya no quieren ser camioneros. El poco atractivo que presenta actualmente una profesión tan importante como la del transporte logístico en la provincia de Almería, está obligando a las generaciones más jóvenes a buscar nuevas vías de salida para construir un futuro con cimientos arraigados en la estabilidad, en la dignidad de las condiciones laborales y orientados a una mayor formación académica. Ahora que este sector vuelve a alzar la voz contra los abusos que sufren con la elevada subida del carburante y contra las condiciones laborales, se da la paradoja que muchos son los países europeos, incluido España, que están demandando camioneros por la falta de personal que existe actualmente. Solo en nuestro país, la demanda se eleva hasta los 15.000 camioneros. Mientras que la cifra, en clave comunitaria ronda el medio millón de conductores.

Las empresas logísticas demandan conductores y no les está resultando demasiado fácil localizar profesionales. La formación específica que necesitan, sumado a las facultades que deben tener, según las compañías, son los principales objetivos que persiguen estas empresas. Pero esos dos factores tienen unos elevados costes que no todas las personas pueden permitirse. Con un paro juvenil que supera el 40% en nuestro país, este problema que presenta el oficio podría solventar parte de esta incertidumbre.

Este embolado también está comenzando a afectar a las autoescuelas de Almería, según reportan, en los últimos tiempos, estos centros de formación están notando un significativo cambio de tendencia que identifican con un envejecimiento del alumnado que quiere conducir este tipo de vehículos pesados. Con el consiguiente descenso en las matriculaciones de personas jóvenes en los permisos de conducción de camiones. Pero este fenómeno, lejos de comportarse de una forma brusca, aplaca esos descensos con la llegada de conductores originarios de países como Marruecos o los situados en el Este de Europa. Desde 2018, cuando la Covid-19 no marcaba el día a día de nuestra sociedad, el número de carnets expedidos por la Jefatura Provincial de Tráfico en Almería se ha mantenido hasta hoy. Mostrando variaciones significativas contextualizadas por la emergencia sanitaria. El año 2018 cerró con 124 nuevas altas en los permisos de conducir, mientras que en 2019 lo hizo con 177; 2020 con 212. Mientras que en lo que llevamos de año, 143 carnets de camiones han sido expedidos por la Jefatura Provincial de Tráfico en nuestra provincia. Estos datos son así, en parte, a las “convalidaciones” que realizan conductores de otros países para poder operar en nuestro país, según señala a LA VOZ José María Méndez, jefe provincial de Tráfico en Almería. Eso sí, mostrando variaciones significativas contextualizadas por la emergencia sanitaria. 

Con un anuncio de paralización durante las semanas navideñas, el transporte de mercancía por carreteras busca soluciones que mejoren el contexto de este sector con músculo en Almería, cuya flota cuenta con unos 10.000 vehículos y se sitúa entre las principales del país. Se espera que el más que posible acuerdo entre la patronal del transporte y el Gobierno para la puesta en marcha de medidas que hagan frente al impacto económico tras la subida del precio de los carburantes, también beneficie a los chóferes porque “todo sube pero el sueldo de los transportistas se mantiene”, como apunta Juan Antonio Álvarez, portavoz de la Asociación de Transportistas de Almería, que también señala que otro de los problemas a los que le hacen frente los camioneros son que “los costes se están aplicando a los transportistas en vez de al cliente final” y que “la carga y descarga del material transportado no puede recaer sobre ellos después de haber recorrido 800 kilómetros por carretera”.

Esta plataforma, que presta servicio a un sector estratégico en la provincia, insta a Diputación de Almería y Ayuntamiento a incrementar el volumen de ayudas con las que “otros sectores han contado”, y se queja de que haya sectores que sí cuentan con ayudas públicas, un objetivo que defiende por encima de todo o al menos “que nos ofrezcan facilidades” a una actividad que mostró su capacidad durante los meses más duros del confinamiento, en los que no cesaron de trabajar.