Las sirenas de San Miguel, un ejemplo a seguir

Un grupo de amigas lleva mucho tiempo disfrutando de las bondades del mar en San Miguel

“Las sirenas” que disfrutan diariamente durante seis meses de un baño en la Playa de San Miguel.
“Las sirenas” que disfrutan diariamente durante seis meses de un baño en la Playa de San Miguel.
Marina Cano
07:00 • 08 nov. 2021

Almería, al-Mariya, como la llamaban los seguidores-descendientes de Mahoma. Espejo del mar, que escribiría el poeta. Novia del mar, que le cantara Manolo Escobar. Tiene la suerte de estar bañada ni más ni menos que por el Mar Mediterráneo. De su azul —de día— nos habla en sus lienzos nada menos que un maestro como Sorolla. Su azul —de noche—, los pinceles del almeriense José Carrión lo captaron tal y como es: ¡¡bellísimo, único!!



No hace mucho escribí en este nuestro diario “La Voz de Almería”, que del litoral que baña la capital, “la joya” es la Playa de San Miguel —yo explicaba mis razones—, pero si hay algo que la hace única son… Las sirenas de San Miguel, un ejemplo a seguir. 



Hoy me dirijo a tantas y tantas mujeres almerienses que no van a bañarse, o que no conocen lo que es el mar, ¡no saben lo que se pierden!



El mar —la mar— nos regala todas sus propiedades; vitaminas, yodo, oxígeno y más y más, mientras bañándonos disfrutamos de sus aguas; pero hay ese contacto con la naturaleza, tan fuerte que hace que nuestros sentidos al ver, oler, escuchar, sentir —sí, sentir— ese cúmulo de sensaciones nos cambien… llenándonos de buenos sentimientos, haciéndonos mejores (que luego transmitimos a nuestras familias, amigos, vecinos…).



Físicamente, “Las sirenas” no hablamos de «¿te tomaste la pastilla de…?». Con nuestros seis meses de baños diarios, ahí queda la medicación. Todo lo bueno cuesta y es cierto que hay que hacer reajuste en las labores de casa. 



Dejo para lo último la parte lúdica, ¡cómo nos divertimos!



Siempre hay algo que celebrar: santos, cumpleaños; motivos para comer, beber y sobre todo reír y cantar; ¡¡disfrutar!!



Tenemos nuestro propio himno, al cantarlo lo hacemos con el corazón; y el amor y la fraternidad pululan en el ambiente. Los que nos miran suelen murmurar “míralas cómo se aman”.



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