Cultura de la luz

José Ángel Ferrer
14:20 • 10 may. 2021

El debate sobre el modelo de ciudad que necesita Almería está en la calle. Almería, desde su origen, fue una ciudad vinculada al mar, lo que ha teñido de un carácter abierto y hospitalario a los almerienses. No cabe duda de que el modelo de una población debe responder tanto a las necesidades de sus ciudadanos como a las circunstancias físicas, históricas y sociales en las que se desarrolle la ciudad. Pero lo más importante es que haya un modelo; que sepamos hacia dónde vamos. Como decía Séneca: “Ningún viento es favorable sino se sabe hacia qué puerto se navega”.

 

Cuando el ayuntamiento de Almería nos encargó la realización de una escultura que reflejara los valores más representativos de la ciudad, se nos transmitió que esos valores debían ser la luz y el sol y realizamos la “Escultura Luz y Sol” que se encuentra en la Plaza Careaga. Adoptamos una solución de una esfera en acero inoxidable brillante que hacía referencia al sol y grabamos las palabras “luz” y “sol” en los cinco idiomas de la Unión Europea. Y está claro que la luz y el sol son dos cualidades importantes de nuestra ciudad, pero ¿queremos convertir Almería en una ciudad cuyos únicos valores diferenciales sean la luz y el sol?



 

Defiendo un modelo que vaya más allá de la luz y el sol, que trascienda a bares y terrazas, que no sea solo playa en verano. 



 

Almería dispone de un rico patrimonio histórico-cultural que debe recuperar sin más dilación: La Alcazaba, El Cargadero del mineral, La Almedina, ...



 

Abogo por un modelo de ciudad orientado a la cultura pero asociado a la luz y el sol. Lo voy a denominar Cultura de la luz. Es decir, cultura, pero aprovechando nuestra luz especial. Y cultura es Alcazaba, es industria minera, es recuperar la impronta que dejaron grandes personajes que vivieron en nuestra ciudad como Espronceda, el mejor poeta del romanticismo español. Cultura es gastronomía, pero no solo bares y terrazas. 

 

Se trata de establecer un conjunto de estrategias y líneas de acción vinculadas a todos esos valores culturales de la ciudad pero relacionándolos con la inmaterialidad, la intensidad, la claridad y la energía de la luz de Almería. Porque la luz de Almería está en la razón de ser de mucho de lo sucedido históricamente en la ciudad: el color de nuestra Alcazaba y de gran parte de nuestros edificios. Se usan los colores ocres porque atenúan la intensidad de la luz; las calles de nuestro centro histórico son estrechas porque se protegían de la luz solar; la luz, como fuente de vida también favorecía las estancias largas y, a veces, definitivas de personajes relevantes por cuestiones de salud física o mental o, simplemente, por el disfrute más hedonista. Recordemos al ya mencionado Espronceda, que vivió durante muchos años en Almería en una vivienda, lamentablemente, ya demolida. 

 

Si me permiten la metáfora, se trata de “iluminar” Almería. Alguien me podrá acusar de cierto “despotismo ilustrado”; se lo acepto. Pero solo por lo que de actitud reaccionaria respecto a lo existente o por cierto espíritu de progreso que pudiera tener. Tenemos que darle luz a todos los valores ocultos de la ciudad. “Luz” a la Alcazaba; aún en pleno siglo XXI es inaccesible de forma autónoma para muchas personas con deficiencias físicas. ”Luz” al Cargadero; debería convertirse en un auténtico buque insignia de la historia de nuestro patrimonio industrial y espolón de nuevos horizontes. Aún continúa pendiente la ejecución del proyecto que ganó el concurso de 2004 donde se recuperaban todos sus espacios interiores manteniendo su carácter industrial. “Luz” para recuperar vestigios del mayor centro de producción de la seda durante siglos desde donde se exportaban telas a oriente. “Luz” para los restos romanos que tenemos en la ciudad y que apenas son conocidos. “Luz” para las instalaciones mineras de la zona de Pescadería. “Luz” para ir sacando a la luz todos los valores ocultos de esta ciudad que permitan armar el discurso sólido y necesario de la Almería de la modernidad.

 

Abogo, por tanto, por un modelo ciudad basado en la Cultura de la luz donde se le dé luz a todos esos valores culturales de la ciudad que permanecen ocultos transformándolos en un nuevo, auténtico y sostenible impulso económico que refuerce la capitalidad de la ciudad y la posicione en cotas más elevadas, no solo a nivel cultural, sino a nivel económico vinculado a la Cultura de la luz


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