“En Broadway Dance Center aprendí con grandes profesoras de urbano”

La almeriense Ana Rovira lleva bailando como profesional desde los 18 años

La bailarina almeriense Ana Rovira ante el Edificio de las Mariposas.
La bailarina almeriense Ana Rovira ante el Edificio de las Mariposas. JA Barrios
Juan Antonio Barrios
07:00 • 29 abr. 2021

La bailarina almeriense Ana Rovira comenzó en la danza a los 3 años y de profesional desde los 18 años. En Nueva York y Londres descubrió otros estilos: urbano. hip hop o high heels (baile en tacones).



¿Cuántos años lleva Ana en la danza? 



Llevo bailando desde los 3 años. Llevo casi 20 años bailando y como profesional desde los 18 años.  



¿Dónde se formó? 



Comencé en la academia A Compás. Allí estuve siete u ocho años. Cuando cumplí los nueve o diez años alguien le recomendó a mi madre que me llevara al Conservatorio Profesional de Danza Kina Jiménez. Veían en mí algo especial. En el Conservatorio me tiré 8 años, 4 años en el Elemental y 4 en el profesional.  



¿Qué especialidad? 



Yo era súper flamenca y mi idea era hacer la carrera de flamenco. El último año del elemental me tocó un profesor que se llama Nacho y él dijo: Voy a hacer que os enamoréis de la danza clásica. Y en ese último año me cambié e hice la carrera de ballet e hice cuatro años de profesional de Danza Clásica Contemporánea. Cuando pisé Nueva York y Londres descubrí otros estilos que se acomodaban más a mi forma de ser y a mi prototipo de cuerpo. Lo que hago principalmente es urbano. Baile hip hop, bailo en tacones, que en inglés se llama high heels. Hago comercial, videos musicales, show para gente que está metida en el mundo de la música urbana. 





¿Dónde le surgió esa nueva inspiración? 

Terminando el cuarto año de Danza Clásica, un día vi en el tablón de anuncios del Conservatorio que había una audición para Joffrey Ballet School, de Nueva York. Entonces les dije a mis padres que me tenían que llevar a Valencia, que es donde se hacía la audición. Me cogieron y me fui a Nueva York a hacer un programa de dos semanas en verano. Estando en Nueva York, el director de la escuela me vio y me dijo, Ana queremos que apliques para la beca  de un año. Regresé a España, apliqué para la beca y me la dieron. Así aterricé en Nueva York, con 17 años, con dos maletas y sin nada de inglés. Cuando terminé ese año vi otra escuela que se llama Broadway Dance Center. Esa escuela tiene muchísimos estilos. Se basa en teatro musical, tiene jazz, contemporáneo, claqué, locking, popping, hip hop. Allí hice el año completo, doce meses en Nueva York. Ahí  fue donde una amiga mía venezolana me dijo: con ese nervio y look tuyo tienes que meterte en una clase de hip hop. Pensé, donde voy yo que soy de plié y relevé. Allí descubrí que me encantaba y había encontrado mi camino. Allí empecé a tomar clases con profesoras que habían sido bailarinas de Rihanna, de Chris Brown, Asher, Madonna. La danza siempre ha sido para mi todo, pero ahí es donde descubrí que lo urbano era mi estilo.  


¿La danza requiere un continuo aprendizaje? 

La danza, como la propia vida, es un continuo aprendizaje. En la vida, como en la danza o en cualquier ámbito artístico o profesional nunca dejas de aprender. Siempre se van actualizando pasos, tendencias y lo urbano va cambiando mucho más que la danza clásica. 




¿Cómo cambió su carrera tras pasar por Nueva York? 

En Nueva York estuve actuando con profesoras de allí, que me llevaron a varios shows. Cuando terminé regresé a España y me salió la oportunidad de bailar para Gran Hermano, estuve una noche bailando con gente de Fama. También baile en la Joy Eslava, donde hicimos un tributo a Jason Derulo. Después estuve trabajando en Ibiza, formando parte del elenco de bailarinas de Amnesia y Cova Santa. De nuevo llegué a Ibiza sola otra vez y me encontré con bailarinas de todo el mundo. Tras esa etapa, me fui a Londres. 


¿Porqué Londres? 

Me eché pareja y vivía en Londres y como es una ciudad súper potente para las artes decidí trasladarme allí donde además de enseñar en bastantes escuelas  estudios. De repente, una profesora mía me descubrió y me dijo: Te queremos en Marrakech. Me fui a Marruecos, estuve dos o tres meses bailando para The Lotus Club. De nuevo llegué sola y en una semana me aprendí todos los shows. Cuando acabé ese proyecto regresé a Londres y al mes hice un casting, entre tantas chicas sólo cogían a cuatro y me cogieron para un video para la MTV que se llama Bum Bum Tam Tam. Hay varios artistas involucrados muy reconocidos, tanto en Europa como en EEUU. Bailé en ese vídeo que ahora está en la MTV de Francia, Europa y Asia. Junto a todo esto he hecho muchos shows en Nueva York. Además, he ganado concursos coreográficos aquí, en Almería.  


¿De todos los lugares del mundo que ha pasado cuál recuerda con especial cariño? 

Sin duda fue Nueva York. Mi primera experiencia profesional la tuve allí. Llegar sola a la capital del mundo viniendo de un barrio pequeño de Almería y de una familia medianamente humilde para cumplir tus sueños es lo más impactante de todo. Es el recuerdo más puro que tengo. 


¿Porqué se emociona cuando habla de Nueva York? 

Me resulta muy difícil explicarlo. Desde chiquitita sabía que yo iba a bailar. El día que nací le dijeron a mi madre que seria bailarina porque no paraba de moverme. Lo siento como una señal que yo haría cosas grandes.  Llegar a Nueva York para mi fue todo, me enseñó mi camino. Hay una frase que dice if i can get it in new york i can get it anywhere in the world (si lo puedo conseguir en nueva york lo puedo conseguir en cualquier parte del mundo). Es la ciudad más difícil para cumplir tus sueños pero también la que te da muchísimas oportunidades. Para la danza hay dos ciudades, Nueva York y Los Ángeles. 


¿Cuáles son sus proyectos? 

Me gustaría entrar en una agencia de talentos y volver a Nueva York. Ese es mi sueño y mi camino. 


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