¿Cómo empezó su carrera de fisioterapeuta?
Procedo de una familia humilde. Mi madre nunca me dijo ponte a estudiar, pero la necesidad real de salir de una vida dura hace que no necesites ese tipo de frases. La realidad es que necesité ir al fisio muy joven por dolor en la espalda y descubrí lo que quería ser de mayor. Lo supe desde el primer momento y lo conseguí. Estudié Fisioterapia en la Universidad de Almería. Pertenezco a la primera promoción de 2005 y estoy muy orgullosa de haberla estudiado en mi tierra y en una facultad maravillosa donde hubo grandes aciertos y grandes errores. Salimos bien preparados. Estudié gracias a la beca del ministerio y me siento muy agradecida por ello.
Experiencia inicial
Nunca he dejado de trabajar, nunca. Siempre he ayudado a mi madre, aunque ella a pesar de necesitarlo no ha querido que yo invirtiese mi tiempo en eso. Como ves, adoro a mi madre. Cuidé niños, hacía sondeos en las puertas de los colegios de Adra para las elecciones de Canal Sur, trabajé en un semillero, y ya una vez terminada la carrera trabajé en varias empresas aquí en Almería y conocí a grandes personas en el camino que a día de hoy son amigos. También pasé unos meses trabajando en los Alpes franceses, en la terma de Brides les Bains (Rhone-Alpes), la mejor aventura de mi vida, junto con mi perra Birra y con un montón de fisios españoles, de los cuales éramos cuatro almerienses, masajeando sin sentido a todo tipo de franceses y con una jefa rarísima.
Afincada en Plaza Generalife de Almería
Al poco tiempo de volver pude comenzar en mi pequeño centro y soy feliz, un sueño. Creo que el truco es ser muy constante, trabajadora, y agradecida. El día que me surgió la oportunidad fue mágico. Esa misma noche iba a firmar un contrato en Francia por teleconferencia, pero desde el medio día hubo un cúmulo de casualidades que hicieron que a la hora de la videollamada con la empresa francesa yo estuviese sentada en un restaurante chino bebiéndome un vino y pensando en cómo me iba a hacer autónoma, cuando esa misma mañana tenía claro que me iba a Francia. Fue una acertada quedarme en Almería porque soy muy feliz en mi consulta de la Plaza Generalife.
Y los pacientes ante la covid-19
Contracturas derivadas de somatización emocional es lo que más atiendo. El coronavirus nos da más trabajo. Las medidas de higiene y seguridad hacen que el aforo sea menor. El teletrabajo, el sedentarismo, ha despertado diferentes patologías. A mi pasión por el trabajo bien hecho, sumo empatía. Así lo expresan mis pacientes, mi patrimonio.
Encarni Más Sánchez
La fisioterapeuta Encarni Más Sánchez (Almería, 1986) cae bien por su arrolladora personalidad, simpatía y experiencia de vida: “He vivido en Berja hasta los cuatro años. Suerte la mía que mis padres se separaron a finales de los 80. La rutina de esos tiempos con separación de bienes: la casa para él y los niños para ella, con un dinero mensual que debíamos recibir de parte de mi padre que nunca llegó. Nunca más volvimos a ver a mi padre.
Mi madre, mi maravillosa madre, trabajó de lunes a domingo incansable toda su vida para sacarnos adelante. Vivimos en El Parador, Aguadulce, Berja, Albuñol y hasta ¡en una granja en Palomares! Fuimos nómadas donde mi madre tenía trabajillos. Una vida muy humilde, quizás demasiado, donde mi mejor juguete era un perro que mi madre nos trajo un día para que no estuviésemos tan solos y que quise muchísimo. Me podía haber dado por hacer cualquier cosa, pero me dio por leer, y estudiar…y esa fue mi suerte”.
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