“Siempre digo que he venido a esta vida a ayudar, sobre todo a los más débiles”

La almeriense, natural de Íllar, Luisa Pardo González es psicóloga sanitaria jurídica y forense. Es la directora del Centro Médico y Psicológico Avenida de la Estación. Considera que los cambios que estamos viviendo debidos a la crisis sanitaria está provocando un aumento destacado de personas que acuden a los psicólogos, afectados también por las imágenes que vemos en televisión. 

Luisa Pardo, ¿la sociedad está viviendo un momento difícil provocado por la pandemia?

Por supuesto. En estos últimos seis meses hemos tenido un cambio importante con todas las medidas que estamos viviendo y situación que está aconteciendo. Ha habido grandes cambios, tanto en las personas adultas como en los infantiles. Hay cambios importantes, puesto que también hay cambios físicos, ciertas limitaciones y condiciones que siempre van a acarrear cambios sociales. También es importante decir que las personas más débiles, a nivel mental, como pueden ser las personas que tienen trastornos mentales neurológicos, están siendo bastante afectadas con el transcurso de la pandemia. Si ya les es difícil sostener su vida, en esta situación social de tanto miedo, se están incentivando tomar más medicación. Los psicólogos estamos cargados de gente, de niños, adultos, de personas muy mayores, personas que antes no acudían.  

¿Ese aumento puede estar provocado por las imágenes que vemos?

Como ejemplo te puedo decir que tengo pacientes que llevan desde marzo sin bañarse, porque piensan que el virus, la covid-19, está también en el agua. Imagínate mantener esa situación, como si estuviéramos en un confinamiento total. Así llevan viviendo personas con 70, 80 ó 90 años, que se ven sorprendidas por esto que ha llegado. Creen que es como el final de la vida. Piensan que de esto no se va a poder salir. Piensan que cuando salgan de sus casas va a ser para morirse porque todo lo que ven en la tele es residencias de ancianos infectados         

¿Qué tramo de edad es les está afectando más?

La gente mayor, que se siente más débil, tienen muchísimos miedos. Sobre todo por la incertidumbre de no saber qué va a pasar, también por todas las imágenes que estamos viendo a diario en los medios de comunicación. 

¿A los jóvenes les afecta sentirse señalados?

A mi no me gusta generalizar, cuando se dice que todos los jóvenes son iguales, y eso para nada es así. Estoy segura que la inmensa mayoría de los jóvenes son personas responsables. Qué haya cuatro personas irresponsables que se atrevan a hacer botellones no quiere decir que el 85 ó 90% lo sean. No se puede generalizar que todos los jóvenes se van de botellón de forma irresponsable.           

¿Al joven le afecta que le culpabilicen?

Hay una cosa que me ha llamado la tención en estos días. He ido a recoger a mi hijo al colegio. Cuando he llegado a la puerta del colegio me he encontrado a todos los padres pegados a la puerta, en treinta metros cuadrados. Los niños, mientras tanto, estaban ordenados en el patio. A lo mejor somos los adultos los que no estamos cumpliendo con las medidas de distanciamiento sanitarias recomendadas. Confiamos que son los padres de los amigos de nuestros hijos, gente que conocemos. Cuando he llegado y lo he visto me ha sorprendido negativamente la actitud de los mayores y positivamente la de los más jóvenes.   

¿Cuál es su consejo para todas las personas que les afecta esta situación?

Un primer consejo que yo les daría es que tengan muy en cuenta el tipo de noticias que ven. Hoy en día, en internet, hay muchísima información errónea y eso conlleva muchos miedos que a veces no hay que tenerlos. La solución es filtrar la información y coger la que sea más verídica posible. No creernos cualquier cosa que nos llega al móvil. En segundo lugar, ser conscientes que estamos viviendo algo que no hemos vivido nunca y que seguramente pasarán años para vuelva algo parecido. La solidaridad entre todos es fundamental. Tenemos que darnos cuenta que solos no somos nada. Todos unidos podemos salir de esta y cualquier situación que se nos presente. Crear un espíritu de solidaridad, de unión, de un bien para todos y no mirar tanto por el individualismo que se ha ido creando en los últimos años.      

¿La parte positiva?

La parte positiva que podemos sacar es la unión. No hay mejor medicina que no sea el apoyo, el afecto y el sentir que estamos rodeados de personas que te quieren y te apoyan. El apoyo debe ser nuestro sosten. Si tus familiares o personas cercanas no tienen tiempo siempre vamos a estar los profesionales que os vamos a dar ese apoyo y sostén, a parte de nuestras técnicas psicológicas para que podáis, de forma individualizada, sentiros mejor. El apoyo de la familia es fundamental a la hora de cualquier tipo de curación y más en los trastornos mentales. Si no creyera en la reeducación, los cambios y la reinserción, no podría ser psicóloga.

¿Porqué estudió psicología, es vocacional?

Sí, totalmente. Vengo de un pueblo pequeñito, Íllar, y me recuerdo siempre cerca de las personas necesitadas. Desde muy pequeña aprendí a relacionarme con personas que tenían problemas. Siempre he dicho que yo he venido a esta vida a ayudar, a apoyar a las personas, sobre todo a los más débiles. 

¿Y el trabajo? 

Cuando iba a iniciarla, estaba entre psicología y medicina y estoy súper contenta de haber estudiado psicología. Llevo 20 años trabajando. Yo estaba trabajando en este Centro de secretaria, desde los 17 años. Me saqué la carrera y me quedé como directora, compré el Centro.  Tenemos dos actividades, reconocimientos médicos de permisos de conducir y armas, y el Centro de psicología, con distintas especialidades, infantil, terapia de pareja, terapia de adultos, con distintos profesionales para poder ocuparnos de cualquier área.