Los jóvenes reescriben el destino de El Puche

La Asociación Ítaca desarrolla un proyecto solidario con jóvenes y mujeres del barrio

Escuela de verano en las instalaciones gestionadas por Ítaca en El Puche.
Escuela de verano en las instalaciones gestionadas por Ítaca en El Puche. La Voz
Javier Pajarón
07:00 • 31 ago. 2020

En el corazón de El Puche nace la semilla del cambio. Un grupo de jóvenes rebelados contra la condena de la pobreza impulsan un nuevo barrio. Una oportunidad. Un giro a un guion que parecía abocado a la marginalidad. Un ruptura. Reescribir el destino.



El proyecto está liderado por la Asociación Ítaca, en colaboración con la Asociación de Vecinas Ohana Tres Corazones, y busca potenciar la transformación comunitaria a través de la fuerza y la creatividad de niños y mujeres del barrio. 



“Estamos seguros de que la infancia y los jóvenes son los verdaderos agentes del cambio ”, explica Óscar Bleda, coordinador de Ítaca. 



La entidad comenzó a trabajar en el entorno en enero de 2019 con la premisa de hacer partícipe a los vecinos de las propias soluciones a sus problemas. Para ello, establecieron su ‘centro de operaciones’ en las instalaciones deportivas ubicadas en el acceso a El Puche, gracias a un convenio suscrito con el Ayuntamiento de Almería, muy importante para la viabilidad de las medidas.



Cuando los chicos del barrio llegaron de la mano de la Asociación Ítaca, los dos edificios estaban abandonados y la pista se había convertido en una especie páramo gris, en desuso, lleno de basuras, escombros y arena.



“En Ítaca entendemos que lo importante no es solo el destino, es el camino, porque el camino es todo aquello que le sucede a  los chicos y chicas en su recorrido para cambiar conductas, hábitos, rutinas y dinámicas, y este camino es de vital importancia, al que hay que dedicarle realmente todos los esfuerzos y recursos necesarios para la satisfacción personal  de los y los jóvenes”.



Los grupos



Los propios vecinos rehabilitaron las instalaciones hasta convertirla en un auténtico punto de encuentro de actividades comunitarias. De algún modo, la participación de los chicos para adecentar este lugar lo hizo propio. “A los grupos se les presentó el espacio, que se convirtió en suyo”, señala Óscar Bleda. 


La entidad desarrolla varios proyectos en El Puche. Ítaca Kids trabaja con los más pequeños del barrio y ha tenido continuidad con una escuela de verano después de los duros meses del confinamiento.


También existe un proyecto de apoyo a un grupo deportivo de street workout, con un parque para ejercicios al aire libre cerca del centro educativo Josefina Baró. 


Y finalmente se llevan a cabo actividades con un grupo de chicas adolescentes y otro equipo de cambio para mayores de 18 años, fundamental en las perspectivas del barrio.


Las madres

Pero, sin duda, los proyectos de la Asociación Ítaca dieron un salto en su presencia en la comunidad gracias a su particular colaboración con la asociación de mujeres Ohana Tres Corazones, voz crítica y constructiva para mejorar el barrio.


El Puche sufre la crisis de las crisis. Con altos índices de paro y fracaso escolar y la amenaza de la droga, las opciones para sus vecinos menguan al mismo ritmo que crecen sus problemas. Hacen falta inversiones, mayor implicación de las administraciones, denuncian. 


Ohana nació con la voluntad de ayudar especialmente a niños con pocos recursos. Puso nombre a una asociación (“familia”) y dio forma a un modo de solidaridad que ya existía en un barrio humilde.


Ahora quieren también potenciar el cambio, reivindicar mejoras para sus calles y sus ciudadanos. “La marihuana es la excusa que ponen las autoridades para abandonarnos”, critica Carmen de la Calle, componente de la asociación de mujeres Ohana (“familia”).  


“Realmente nos sentimos abandonados desde hace años. Tenemos constantes cortes de luz, el problema de la limpieza y el mercadillo, que ha superado todos los límites”, continúa. “Hoy hemos estado ocho horas sin luz, a pesar de que tenemos contrato y pagamos nuestras facturas”, lamenta Carmen, en días de fuerte calor de verano.


Ohana Tres Corazones también rompe clichés. “Todos tenemos los mismos problemas y algunas vecinas nos juntamos porque queríamos colaborar. Aquí no hay religiones, aquí hay personas”, afirma.

La Asociación Ítaca colabora en actividades y también realiza una labor de mediación con las administraciones para hallar soluciones a las demandas más acuciantes de un barrio que exige apoyo.


Oportunidades

Todos coinciden en que las inversiones que se han realizado en El Puche se ven poco, en buena medida por estar desconectadas de las necesidades de sus propios vecinos. “Si a los grupos de jóvenes no se les dan respuestas y posibilidades, no va a producirse una continuidad en el cambio”, reflexiona Óscar Bleda.  


“Lo que funciona en otras lugares y está comprobado es la creación de espacios y oportunidades. Estamos en un punto de no retorno. Tenemos un grupo que quiere aportar y a día de hoy hacen falta inversiones”, añade. El Puche pide paso.


La doble amenaza del coronavirus

El coronavirus sobrevuela a los barrios más pobres con la doble amenaza de la enfermedad y la carestía de recursos. Las iniciativas solidarias han sido más importantes que nunca en zonas como El Puche, donde la falta de trabajo y alimentos es un peligro real.


En la explanada utilizada por el mercadillo ilegal pueden verse decenas de personas que viven coches abandonados y en el cauce seco del Río Andarax ya existen algunas chabolas o tiendas improvisadas. Muchos de los residentes son jóvenes de corta edad que han sobrevivido gracias a las donaciones de algunas entidades y a la solidaridad de los propios vecinos. Mujeres de El Puche han dado de comer literalmente a otros conciudadanos. También se han hecho repartos de mascarillas y geles desinfectantes, si bien el sentido del confinamiento ha tenido en el barrio un sentido muy distinto a otros lugares de  Almería.



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