“La enseñanza de la lengua oral es el pariente pobre del sistema educativo”

Luis es Catedrático Emérito de la UAL. Se doctoró en Filología Románica por la USAL

Luis con sus nietos Bárbara y Luis.
Luis con sus nietos Bárbara y Luis. La Voz
Fina Martín
07:00 • 02 ago. 2020

- Después de conocer su trayectoria académica pienso que tuvo que ser un alumno ejemplar en sus estudios



Todo lo contrario. Nunca fui un buen estudiante. Yo me tiraba dos o tres días sin ir al instituto porque mi afición era ir a ver los entrenamientos del Almería, al estadio de la Falange. Eran los años finales de los cincuenta. A mi padre, lector toda la vida del ABC, le pedía, por favor, que me comprara el Marca. Era feliz leyéndolo. Cuando me fui a Granada a estudiar Filología Española yo decía que lo que realmente me hubiera encantado era hacer “Futbología Inglesa” (se ríe), hubiera sido tan buen estudiante como el mejor.



- Ha enseñado durante más de 50 años en todos los niveles docentes, ¿cómo es su estilo?



Hay una frase escrita por el infante don Juan Manuel (siglo XIV) que decía que él en sus cuentos pretendía enseñar y para eso hacía como los 'físicos', que cuando quieren facer alguna melecina que aproveche al fígado, por razón que naturalmente el fígado se paga de las cosas dulces, mezclan con aquellas melecinas que quieren melecinar el fígado, azúcar o miel”. Esto quiere decir que siempre intenté enseñar lo mejor que sabía y evitaba ser un profesor “rollo”, o sea, pretendí que mis alumnos no se aburrieran en clase. Intentaba que se sintieran relajados y bien. La regla de oro de la cortesía es hacer que la otra persona, cuando esté contigo, esté a gusto.



- ¿Cómo es la enseñanza de la lengua española en los diferentes niveles docentes?



Sigue siendo deficiente, pues seguimos quedándonos con las hojas y dejando perdido el rábano, la parte más jugosa, o sea, la creativa, aquella que nos habría de enseñar a hablar mucho mejor en situaciones formales o a redactar mejor nuestros escritos. Parece increíble, pero es cierto que en nuestros institutos y en nuestras universidades, en el último siglo, no se enseñara a hablar en situaciones formales. Yo siempre digo que la enseñanza de la lengua oral ha sido y es el pariente pobre de nuestro sistema educativo. En la Universidad de Almería lo estamos intentando desde hace unos años. Hay una asignatura que se llama "Expresión oral".



- ¿Cuál es la base de un buen discurso oral?



Un discurso tiene que tener un armazón: un inicio, un desarrollo y un cierre, y luego los conocimientos, que son sencillos, para conectar unas partes con otras. Quienes oyen un discurso han de saber previamente los temas sobre los que se va a tratar, han de saber por dónde va el orador, cuanto tiempo, aproximadamente, le queda para el final, etc. Ese será un buen discurso. Nuestros políticos parecen desconocer estos aspectos.


- ¿Cuál es el objetivo de sus 'Diálogos (apócrifos) lingüístico-quijotescos', que publica en La Voz?

La condición de mis artículos es divulgar algunos aspectos lingüísticos (la melecina del Infante don Juan Manuel) con la ironía de personajes tan entrañables como los de El Quijote (el azúcar o miel). El hecho de que Sancho vaya a ser gobernador me permite, a través de distintos personajes inventar una serie de consejos: cómo ha de hacer los discursos, cómo ha de respetar los turnos de sus interlocutores, cómo buscar los aplausos de sus insulanos o cómo ha de evitar el detrás de mía/delante tuya, el comío, el a grosso modo, etc. etc.    


- ¿Usted y Don Quijote son íntimos amigos?

No tengo yo ese honor (se ríe). Solo soy un modesto admirador, principalmente de su grandeza a la hora de levantarse tras cada derrota. No he dejado de leer el Quijote y no hay vez en que no me admire de cómo Cervantes puede ser tan genial, tan irónico, tan actual, con ese sentido del humor tan maravilloso. Ahora que ya no se hace la mili, sí se tendría que obligar a todo el mundo a leer, al menos, cinco capítulos de El Quijote (se ríe).


- En otoño la UAL va a publicar su nuevo libro que recoge los 52 diálogos quijotescos

El libro consta de 52 capítulos, los mismos que tiene la primera parte de El Quijote, pero a diferencia de las columnas del periódico, hay más de 250 notas a pie de página donde se explican muchos giros propios de la obra y que, en muchos casos, no aparecen en las citadas columnas. Me he divertido mucho escribiendo cada columna.  


- Recuerde la columna en la que don Quijote y unos bachilleres reñían a Sancho porque interrumpía el turno de otras personas y porque al hablar gritaba

Decía don Quijote que el no respetar el turno de habla de la otra persona era como robar, pues le estamos quitando la posibilidad de expresarse. También le critica los gritos. Ambas cosas, el no respetar el turno y el gritar muestran para don Quijote dos cosas: o bien la poca formación de la persona, o bien que esta ha nacido en el Reino de España, donde tales costumbres están muy arraigadas. Evidentemente, nada de esto aparece en El Quijote.


- ¿Para usted el Almería y el Real Madrid son citas ineludibles?

Soy un aficionado al fútbol, pero no de los que gritan.  Ahora veo todos, salvo un imprevisto gordo, los partidos del Almería y del Real Madrid. 


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