En casa - Día 56

“Ayer, hoy, son días de preguntas, de incertidumbres, ¿qué sí y qué no puedo hacer?”

\"¿Qué sí y qué no puedo hacer? ¿Dónde sí y dónde no está permitido entrar?\".
\"¿Qué sí y qué no puedo hacer? ¿Dónde sí y dónde no está permitido entrar?\". Pixabay
Ricardo Alba
21:51 • 11 may. 2020

Días atrás, la Guardia Civil detuvo a casi un centenar de personas participantes en una clandestina pelea de gallos. No crean, diariamente se desencadenan múltiples peleas de gallos cara al público. Pero me he propuesto escribir lo menos posible de política. Tampoco de los agravios comparativos entre Comunidades fase 1 y Comunidades fase 0, al fin y al cabo discuten entre economía o salud. ¡No puede ser! En este preciso momento todas las viviendas de la calle nos hemos quedado sin electricidad, será una avería general o el vecino de la radial se ha pasado de corte; tres días, tres, sin parar. Por mí, con tal de no escuchar ese ‘riiiiiiiiiiisssssss’ estaríamos sin electricidad todo el día aunque las baterías del ordenador y del teléfono están bajo mínimos, no sé si darán para tanto.



Ayer, hoy, son días de preguntas, de incertidumbres, ¿qué sí y qué no puedo hacer? ¿Dónde sí y dónde no está permitido entrar? ¿Siguen las misma horas de salidas? Es un pandemónium ciertamente el pliego de condiciones técnicas. Me recuerda al prospecto de un medicamento, te informa de: composición, indicaciones, posología, que, junto a tantas contraindicaciones, precauciones, efectos secundarios e interacciones, se te quitan las ganas de ingerirlo. Es cosa de cogerle el tranquillo con calma, despacito, ya, luego, llegará otra fase que nos pillará algo más experimentados. ¡Se ha recuperado la electricidad! El pilotito del ordenador parpadeaba, qué alivio. ‘Mecano’ y ‘Abba’ vuelven, se dejan escuchar de nuevo. ¿Qué sería de nosotros sin electricidad, sin Netflix, sin…? ¿Qué será de nosotros sin coronavirus, sin pandemia? Vaya, se me han colado ‘Bee Gees’. Cuánta envidia malsana nos sacudió Tony Manero encarnado en John Travolta.



Ayer, hoy, son días de encuentro allá donde puedan encontrarse. Yo sé de algunos que han quedado en la casa de otros, todos familia. Los veo llegar asomado a la ventana. Me pregunto, ¿y a mí qué me importa?, pero, bueno, me pregunto cómo van a guardar las distancias, si saldrán al balcón de dos en dos o alguno se quedará en la escalera. Sea como sea, las familias se verán otra vez cara a cara y eso es bonito.



A riesgo de ser cansino no dejaré de recordar que EL VIRUS SIGUE ENTRE NO­SOTROS, NO SE HA EXTERMINADO POR ARTE DE MAGIA, que la prudencia domine a las ganas de jarana. Que nos avisan de la posibilidad de rebrotes, y que se me pone como dijo aquel ‘la carne de pollo’ al ver en las noticias de las nueve de la noche tanta aglomeración de gente, los desmadres irresponsables, las componendas que se inventan algunos para burlar las medidas preventivas. Acabo de leer este titular: “Desalojan 400 fiestas en casas y 97 botellones este fin de semana en Madrid”. Así, ¿dónde vamos? Siempre habrá gente sin cabeza o con la cabeza llena de serrín, incapaz de pensar en los demás. A mí esta gente no me merece respeto alguno, si se quieren tirar al río que se tiren, pero sin salpicar. Me asomo a la ventana porque yo, sin dudarlo, me quedo en casa.







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