Plaza maestro Rodriguez Espinosa

Plaza Balmes

José Luis Laynez
07:00 • 13 may. 2019

Vamos a reposar hoy de nuestros paseos capitalinos en una de las plazas más seductoras y encantadoras de Almería en las que se aúna jardinería baja para alegrar la estancia, bancos para reposarla, tres edificios históricos con sólida rejería en las ventanas y, en la parte central, un busto de Lorca que luego explicaremos qué pinta aquí. 



Popularmente se la conoce como Plaza Balmes, y aún hay una lápida en ella que lo recuerda; pero su denominación actual es Maestro Rodríguez Espinosa. Queda pendiente escribir sobre él. Pero vamos por orden.



Llegar a ella no es fácil, pero se llega. Vaya a pie. Coja la calle Real hacia el Puerto y, un poquito más abajo de la salida hacia la Plaza Virgen del Mar, localice el arco que hay a la derecha. Pase por debajo (se acabará cayendo si no lo restauran pronto), siga hacia adelante en dirección al Hospital y a la derecha la va a encontrar.



También puede acceder desde la Plaza Bendicho saliendo por calle de Los Olmos. Gire a la derecha y ahí tiene la coqueta plazoleta. Antaño tenía una reja que se cerraba por la noche  era lugar de juegos de los niños del Hospicio a los que daba clase el maestro Rguez. Espinosa.



En el caserón que vemos de frente estaba el Hospicio y en ella vivían los niños y su maestro, Antonio Rguez. Espinosa. Uno de esos niños era Federico García Lorca cuya familia conocía al maestro de su estancia en Fuente Vaqueros donde nació una de sus cuatro hijas.



Lorca dice que ‘a los siete añitos de fui a Almería’. Parece que estuvo aquí dos cursos y medio y tuvo que regresar rápidamente a su casa por una enfermedad en el año 1909.



En Almería, Lorca ve por vez  primera el mar: 



'No me recuerdes el mar que la pena negra brota’.


Recibe educación continua en la casa que nos ocupa. Asiste al Colegio de Jesús y al cine y al teatro en el Apolo. Al volver a casa, subido en la mesa del comedor improvisaba escenas y declamaciones.


Quizá aquí conoció los sucesos que le llevaron a escribir el drama rural ‘Bodas de Sangre’ y se inspiró para ‘Yerma’.


Federico fue al Colegio de Jesús; luego al actual Instituto ‘Nicolás Salmerón’ (allí conservan su examen de Ingreso); pero una repentina enfermedad le obligó a regresar precipitadamente a su casa. Su busto se yergue en mitad de la plaza.


La plaza Balmes ha perdido ya aquel bullicio que le confería la chiquillería del Hospicio (ubicado entonces en el Hospital) en sus juegos, así como las niñas del maestro y sus amistades. Una reja la cerraba aunque poco peligro había en las cercanías.


Sabemos que Federico no va a salir del caserón; pero un descanso en uno de sus bancos cercados de fresca vegetación y nuestra imaginación pueden realizar la recreación.



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