Unos 300 niños en la recreación histórica de Los Coloraos

La Asociación Histórico Cultural ‘Torrijos 1831’ de Málaga partió de la Puerta Purchena a las 12 en punto del mediodía de ayer. Todos sus componentes iban vestidos con trajes de época, concretamente a la usanza de 1824, lo que, añadido al tambor que uno de sus miembros hacía sonar insistentemente, hacía que la gente parase en sus quehaceres y, en muchos casos, se sumase a la comitiva, cual si de una festiva comparsa se tratase.

En dirección a Plaza Vieja, ganaron las plazas San Pedro y Flores, recorrieron las calles Tiendas y Mariana para llegar a su destino. Allí esperaban pacientemente sentados en el centro (suerte que no hacía sol) tres centenares de niños del Primaria de los colegios del Casco Histórico: Inés Relaño, Giner de los Ríos y El Milagro, evidentemente acompañados por sus maestros. Palmas de recepción y empieza el espectáculo.

El grupo actuante se situó al pie del Pingurucho de Los Coloraos y allí se desarrolló toda la recreación.

La recreación

Dio la bienvenida a niños y mayores allí presentes Magdalena Cantero, presidenta de la Asociación de Vecinos ‘Caso Histórico’, organizadora del evento dentro de su XVIII Semana Cultural, cuyo lema este 2018 es precisamente ‘La Plaza Vieja de Almería, espacio para la convivencia’. Comenzó el homenaje con la lectura por parte de 24 niños de los nombres de los 24 Coloraos que dieron su vida por la libertad.

A renglón seguido, los investigadores Carmen Ravassa y Emilio García Campra leyeron sendos poemas dedicados a los mártires de la libertad. Y comenzó la recreación histórico-literaria propiamente dicha a cargo de la Asociación ‘Torrijos 1831’ de Málaga, elegantemente caracterizados con trajes de 1824.

Se dirigió primero el micrófono su presidente, Esteban Alcántara, que semejaba ser Pablo Iglesias, líder de Los Coloraos, para explicar su aventura. Esperaban a 400 hombres y sólo se presentaron 60 para tomar Almería de manos absolutistas en Agosto de 1824. Emboscados, quienes no murieron allí fueron fusilados al año siguiente en Madrid.

Posteriormente sonó una canción dedicada al grupo, otro recital, un martinete cantado en directo por una componente del grupo y un alegato final a “unos hombres que escribieron con su sangre la palabra libertad”.