Almería, un Hollywood a la española

Promoción Almería Cine Luz:   Junto con los estudios, Almería Cine Luz,
Promoción Almería Cine Luz: Junto con los estudios, Almería Cine Luz, La Voz
José Herrera Plaza
07:00 • 26 ago. 2018

A inicios de este mes se ha licitado un estudio de viabilidad para la creación de una Ciudad del Cine en Almería. Con esta iniciativa de la Junta de Andalucía se retoma, esta vez desde la base, una vieja aspiración de la industria y la sociedad almeriense, tras casi medio siglo de proyectos fallidos que generaron tantas expectativas como frustración. 



Unos estuvieron marcados por la ausencia de una base empresarial sólida o por intereses especulativos del litoral, la mayoría por la desmesura, cuando no el delirio, en una tierra casi aislada por carretera y ferrocarril, marcada por la emigración y la renta per cápita nacional más baja. Conocer o repasar nuestra historia reciente, la larga lucha por dotar de infraestructuras permanentes a la volátil demanda de la industria audiovisual que acude a los escenarios de la provincia, es indispensable para no repetir los mismos errores y caer en más despropósitos.



Primeros intentos (1969-1972)



La necesidad de unos estudios cinematográficos insonorizados y bien acondicionados para el rodaje de interiores se hizo patente a inicios de los 60. 



Fue Sergio Leone en 1966 , mientras grababa «El bueno, el feo y el malo», quien aconsejó la posibilidad de construir unos estudios,según afirma José E. Martínez en su libro «Cabalgando hacia la aventura. Almería y la industria del cine», aunque es de suponer que esa carencia pudo afectar anteriormente a un número indeterminado de las más de 90 producciones rodadas hasta entonces, con una estadía media de 13 días. Primero había que promover la creación de unas instalaciones que permitieran el rodaje de interiores. 



El camino a seguir era incentivar al sector privado en el ámbito de la política económica dictada por el Gobierno. La inversión necesaria para unos estudios insonorizados, por muy pequeños que sean, con dotaciones internas para iluminación, escenografía, talleres de carpintería, escayola, almacenes, tren de revelado, sala de visionado, era y es elevada, tanto en obra civil como en equipamiento técnico. 



En aquella época del segundo plan de desarrollo, con un crecimiento medio del producto interior bruto del 7,7 %, el mecanismo idóneo era la declaración de industria de interés preferente. Ello suponía una serie indiscutible de ventajas económicas, como la reducción de hasta el 95% en todos los impuestos estatales o locales y hasta el 75% en los aranceles de aduanas, expropiación forzosa de los terrenos necesarios, cuando no la cesión por parte de los ayuntamientos además de libertad de amortización de los bienes y créditos a bajo interés. 



En julio de 1969 se consigue por fin el Decreto que declara Zona de preferente localización industrial para empresas cinematográficas que se establezcan en Almería. Tres meses más tarde salió la orden ministerial donde se abría un concurso de empresas promotoras. Se presentaron 6 sociedades que ofrecieron proyectos tan dispares como Almería S.A. con una inversión de 59 millones de pesetas o Sofima Española S.A. con 1.581 millones, equivalentes respectivamente a más de 8 y 218 millones de euros actuales. Este concurso se declaró desierto por no cumplir las condiciones ninguna de las 6 empresas.  


En 1971 se vuelve a convocar un nuevo concurso. Se marcan los requisitos técnicos, sociales, financieros, con topes de máximo y mínimo de inversión. De nuevo se declaró desierto. Una vez más las expectativas se fueron al traste. Daba la sensación que era el ahora o nunca, si no se aprovechaban las ingentes ayudas y exenciones facilitadas por el Ministerio de Industria. Para J.E. Martínez la razón fue “que no se quería Almería. Esta nueva labor suscitó muchas envidias y Madrid no podía permitir que toda la industria cinematográfica del país fuera a parar hacia esta provincia”. Pero si analizamos detenidamente las fuentes nos damos cuenta, por ejemplo, que todas las propuestas carecían de un sólido estudio de mercado o un plan de sostenibilidad. Algunas se ubicaban en terrenos del litoral con un gran potencial de alcanzar altas plusvalías (zona del Toyo, Playazo de Rodalquilar o Cabo de Gata). 


El único promotor que se presentó a las dos convocatorias fue un grupo inversor con una empresa llamada Almería Cine Luz S.A., que ni siquiera estaba constituida en la primera convocatoria. No obstante se presentó con un macro proyecto que, además de unos ambiciosos estudios de 6 platós, incluyó una estación depuradora, una urbanización en Cabo de Gata y una autovía de peaje a Vera o Puerto Lumbreras con una inversión total de unos 7.000 millones de ptas., equivalente hoy día a 969 millones de euros.


La empresa se constituye en escritura pública 14 días antes de presentar la documentación para el segundo concurso. Era la España cañí , donde el vertiginoso crecimiento, las rápidas ganancias, habían creado una cultura del pelotazo, que décadas más tarde retornaría vigorosamente. 


Según el historiador de cine Ignacio Fernández Mañas, además de que comenzaba el imparable declive de rodajes en la provincia, justo en 1969 surge como una bomba “El Caso Matesa, que hace estallar toda esa política desarrollista de ayudas a las empresas. Ahí se vio que hubo engaños y fraudes” que afectaron muy directamente a la cinematografía, ya tocada por la deuda institucional a las productoras de 230 millones, así como el cierre del Banco de Crédito Industrial, que otorgaba los créditos al cine español. También generó un cambio gubernamental, con la marcha de Fraga a Londres. “El sustituto no estaba interesado en ese apoyo y desde el Gobierno, aventuras como esas se frenaron”, afirma Fernández Mañas. 


Uno de los mayores defensores locales de la causa era el Delegado de Información y Turismo, Rafael Martínez de los Reyes. Este concluye en un informe al Ministerio en abril de 1974, tras consultar a numerosos profesionales, que aquí “se viene a rodar exteriores, mientras que en algunos países se prima por el Gobierno el rodaje”, argumentos en los que coincide Fernández Mañas. Termina su análisis con otra característica común algunos años más tarde: “Se puede decir que a los profesionales “de verdad” no les interesaron los concursos, habiendo interesado solamente a los especuladores”.


Intentos posteriores. El largo rosario de frustraciones

 Lo que siguió hasta el presente es más de lo mismo, a pesar del pertinaz declive en el número de rodajes. A partir del año récord de 1968, con 42 producciones, se inicia un descenso hasta los 80, con una media de 8 rodajes por año. Desde entonces hasta ahora todo han sido nuevos intentos, nuevas expectativas, nuevas frustraciones.


La excepción surgió a iniciativas de profesionales del sector con los Estudios Baquero (1969-1973) ubicados en Avda. Montserrat, en el mismo edificio donde estuvo la redacción de este diario. En 1991 se reunieron en las jornadas “Almería, Tierra de Cine” reconocidos profesionales y fuerzas vivas locales para retomar el tema. Un año después la United Cinema & Comunications (UCC) proyectó la construcción de unos estudios en Viator que tampoco se materializaron.


Igual suerte corrieron la Sociedad Privada Almería Tierra de Cine entre 1994-95; la Ciudad del Cine unos años después; los estudios en el Centro de Congresos y Exposiciones de Campohermoso en 2010 o los del Palacio de Congresos de Aguadulce en 2015. Ese mismo año se constituye en la Universidad la llamada Mesa del Cine, formada por representantes institucionales de distinto signo político, profesionales y asociaciones para la promoción del cine en Almería, en el que se incluye, entre otros importantes objetivos, el crear estudios para grabar escenas en interior y acuáticas.


Presente y futuro 

Parece existir consenso en la necesidad de reforzar la oferta de infraestructuras y servicios a la industria audiovisual que nos visita. Las diferencias surgen el en modelo, la dimensión y el camino a seguir. Para Fernández Mañas Almería “tiene un gran estudio, posiblemente uno de los más grandes del mundo al aire libre.Añade que la línea a seguir es cuidar, proteger, promocionar y difundir esos estudios”. 


Respecto a la infraestructura para interiores afirma que, tras haber consultado con productores y directores de arte, la opinión es que se necesita un pequeño estudio, no muy grande, así como instalaciones complementarias (talleres, almacenes). 


Al director y productor almeriense Manuel Martínez Cuenca la convocatoria de la Junta de Andalucía para un estudio de viabilidad le parece una iniciativa positiva. Respecto a la construcción de estudios, piensa que se ha de hacer con prudencia, atendiendo a la dimensión y hasta dónde el mercado es capaz de absorber la fluctuante demanda. Recuerda su actividad como docente en la Escuela audiovisual de Ciudad de la Luz en Alicante y cómo veía que no había producción para cubrir la oferta. Considera que las nuevas plataformas asociadas al audiovisual pueden generar un repunte o sostenimiento de la actividad y crear nuevas expectativas de carga de trabajo en el sector.


El concurso del estudio de viabilidad para una Ciudad del Cine en la provincia aparece como iniciativa básica e indispensable antes de cualquier posible decisión, al tiempo que podrá reducir algo la incertidumbre asociada a un sector tan volátil como el audiovisual.


Por primera vez se va a realizar una investigación independiente de mercado, viabilidad económico-financiera, sostenibilidad, así como un análisis interno y externo de sus debilidades, amenazas,

fortalezas y oportunidades, que perfilarán el diseño y magnitud de las instalaciones necesarias para, tal como reza la convocatoria, “evitar la reproducción de proyectos similares de instalaciones cinematográficas, cuyo coste o posterior funcionamiento y mantenimiento han resultado inviables”.



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