La Guardia Civil siembra dudas sobre la muerte de la hija de Ana Julia en 1996

Agentes ven “claros indicios” de que “la muerte de la niña realmente pudo no ser accidental“

Protestas en la declaración de Ana Julia Quezada en los juzgados de Almería
Protestas en la declaración de Ana Julia Quezada en los juzgados de Almería Europa Press
Javier Pajarón
07:00 • 28 jun. 2018

La desaparición de Gabriel Cruz Ramírez el pasado 27 de febrero activó un dispositivo sin precedentes. Decenas de instituciones, centenares de agentes y miles de voluntarios engranaron una enorme máquina de búsqueda para encontrar al niño con vida. Y mientras las cámaras captaban los detalles de un rastreo por tierra, mar y aire, la Policía Judicial de la  Guardia Civil exploraba lejos de los focos las principales líneas de una investigación a contrarreloj.




Los agentes se fijaron en el entorno de Gabriel Cruz casi desde el inicio de la investigación y solicitaron el seguimiento de teléfonos móviles (entonces con autorización del Juzgado de Instrucción número Uno de Almería, en funciones de guardia). La Benemérita trazó perfiles de posibles sospechosos y elaboró un amplio dossier sobre Ana Julia Quezada. El documento, al que ha tenido acceso LA VOZ DE ALMERÍA, incluye datos sobre su llegada a España, lugares de residencia y parejas sentimentales.




La Policía Judicial de la Guardia Civil destacó especialmente un episodio de su pasado, la muerte de una hija de cuatro años tras precipitarse por un ventana de una séptima planta en Burgos el 3 de marzo de 1996. El Juzgado de Instrucción número Seis de Burgos abrió diligencias previas, pero concluyó que “el fallecimiento había sido causado por un accidente”, señala la investigación de la Guardia Civil. El juzgado determinó que, en un caso de sonambulismo, “la menor se había despertado durante la noche y precipitado desde un séptimo piso” hasta un patio interior del bloque de viviendas. El caso quedó archivado y Ana Julia Quezada liberada de cualquier sospecha.

Investigación en Burgos
Sin embargo, la desaparición de Gabriel Cruz Ramírez removió el pasado de la dominicana y generó dudas sobre el suceso. De hecho, un documento de la Guardia Civil incorporado en el sumario del llamado Caso Nemo revela las sospechas de los agentes. “De la declaración de (un testigo) se desprenden claros indicios que señalan que la muerte de R., hija de Ana Julia, realmente pudo no ser accidental”, señala el informe de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial.



Los agentes recuerdan que “en diligencias que se practicaron en su día por el Cuerpo Nacional de Policía no se llegó a tomar declaración a la propia Ana Julia, habiéndose amparado ésta en una supuesta situación de estrés traumática”. La Guardia Civil subraya que esta “circunstancia que intentó emular también con Gabriel, aduciendo encontrarse sedada, malherida o convulsa el día de la aparición de la camiseta del menor”.




El informe de la Policía Judicial ofrece detalles sobre la muerte de la niña en Burgos en 1996 que, según la investigación, siembran dudas sobre el episodio.
Los agentes ven “difícil” que “una niña de tan solo cuatro años, en estado de sonambulismo, que nunca había padecido, se precipitara desde un edificio, debiendo para ello con carácter previo subir a una mesa (que por dimensiones de altura ya lo hacían difícil), abrir una ventana interna (existente para proteger del frío) y posteriormente abrir una segunda ventana (que requiere de cierta maña y fuerza para hacerlo)”.




Más aún, la Policía Judicial asegura que nunca se efectuó “un informe de precipitación que pudiera determinar si el lugar en el que fue hallado el cuerpo de la niña, conforme a la altura desde la que se precipitara, realmente se corresponde con una precipitación o un lanzamiento”. La conclusión del informe es contundente. “No hace sino ahondar en la hipótesis de que fuera la propia Ana Julia la que segara la vida de aquella menor”.

Testigos
Según el relato de un testigo, amigo de Ana Julia Quezada aquellos días, la mujer contó el episodio del accidente de su hija de cuatro años con “llamativa falta de empatía”.  “Varias veces contó lo ocurrido con su hija pero que cada día contaba algo distinto, en una versión decía que la ventana estaba abierta, en otra decía que estaba cerrada”, recoge el sumario del Caso Nemo.




Las sospechas también aparecen en la declaración de su ex pareja sentimental en Burgos, interrogado por la Guardia Civil el pasado 4 de abril. “Nunca observó ningún episodio de sonambulismo en la menor”, aparece en la diligencia. “Ana Julia le comentó qué días antes del desgraciado accidente había sorprendido a la menor entre una de las ventanas de la vivienda”, añade. El testigo decía desconocer tal comportamiento.




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