Sufre un ictus y la envían a Granada por no haber radiólogo de guardia

La paciente ha perdido el habla y denuncia al hospital por negligencia médica

El matrimonio con su hijo Javier, un bebé de 13 meses. La mujer sufre una afasia global debido al trombo.
El matrimonio con su hijo Javier, un bebé de 13 meses. La mujer sufre una afasia global debido al trombo. La Voz
Rosa Ortiz
16:38 • 21 abr. 2018

Mi mujer entró en el hospital andando y me la han devuelto con una discapacidad enorme. Nos sentimos indefensos, nos han destrozado la vida”. Javier González, sentado en el salón de su piso, en Almería capital, despliega sobre la mesa el historial clínico de su esposa, Encarni Castro, hasta hace poco más de una semana una mujer llena de vitalidad, optimista y feliz.



Sentada en el sofá, con la mirada perdida, ahora  trata de hablar pero no puede. Cuando intenta articular alguna frase, apenas balbucea. “La veo así y se me cae el mundo al suelo”, dice Javier. El daño neuronal causado por un trombo le ha provocado una afasia global. Ha perdido la capacidad de producir o comprender el lenguaje debido a las lesiones en las áreas cerebrales especializadas en estas funciones. El matrimonio acusa al Complejo Hospitalario Torrecárdenas de negligencia. Su caso ha sido asumido ya por la asociación ‘El defensor del paciente’, que se ocupará de la defensa legal de la mujer afectada.



El martes 10 de abril, Encarni, 44 años, ingresó en Torrecárdenas para realizarse el preoperatorio de una intervención que tenía que habérsele practicado al día siguiente, la extirpación de un tumor en la parte derecha de la nariz (una tumoración nasofaríngea benigna, según su informe clínico). Ese preoperatorio consistía en la realización de una arteriografía, un procedimiento médico que reside en inyectar yodo en el interior de las arterias para hacerlas visibles a los rayos X, y en una embolización, una opción terapéutica que se practica para frenar el flujo sanguíneo y que, en su caso, se hizo para evitar que pudiera sufrir una hemorragia durante la cirugía que se le tenía que realizar un día después.



“Mi mujer ingresa a las ocho de la mañana, a las nueve entra en quirófano y a la una y media sale el anestesista y me dice que la operación ha ido muy bien y que Encarni está en proceso de recuperación, que saldrá de la anestesia en unas tres o cuatro horas. A las dos menos cuarto, el radiólogo intervencionista que le ha hecho la embolización a través de la femoral nos vuelve a decir que todo ha ido muy bien. Pero a las cinco y media de la tarde, me llama mi cuñada y me dice que algo va mal, que le tienen que hacer un TAC urgente porque no se recupera de la anestesia. Pregunto por el neurólogo de Urgencias y sale un médico joven. Me dice que mi mujer no despierta y que van a hacerle un TAC para verificar qué pasa. No reacciona al habla ni tiene movimiento en la parte derecha del cuerpo, creen que puede tener un trombo. Y sigue pasando el tiempo. A las seis y media me dicen que en Torrecárdenas no pueden tratarla y que la tienen que derivar a Granada. Y esto nos lo dicen cinco horas después de terminar la operación, con un trombo en el cerebro que no sabemos cuánto tiempo ha estado allí”, explica Javier. 



Traslado a Granada
El traslado se hizo en la única UVI móvil que había disponible para toda la provincia. “Existía la opción de ir en helicóptero, pero ese día no volaba por las condiciones meteorológicas”.



Con el Puerto de la Mora cerrado y colapsado por la nieve, la ambulancia hizo el recorrido hasta Motril y de allí a Granada. Javier iba dentro, con su mujer. No le soltó la mano en todo el camino. “Cuando llegamos, el radiólogo del Virgen de las Nieves me dice: ‘el cerebro de su mujer ha sufrido mucho pero vamos a operarla porque es joven y porque la otra parte del cerebro está sana. Si la operamos ya, puede salvarse’. Así tal cual, sin adornos. Yo le dije que adelante, que hicieran lo que fuera necesario. Mi mujer empeoró mucho en el trayecto porque el trombo se lo tenían que haber quitado en Torrecárdenas. Pero se lavaron las manos y nos mandaron a Granada porque allí no había nadie a partir de las tres de la tarde que pudiera resolver una emergencia así. Ahora, el daño neuronal que ha sufrido mi mujer es irrecuperable”, relata el hombre.



A sus pies juguetea Javier, un risueño bebé de trece meses hijo de la pareja. “El cerebro de mi mujer ha sufrido un daño muy severo. Ha perdido movilidad en la parte derecha y ahora nos encontramos con que no sabe leer, no sabe escribir, no sabe hablar y tenemos un niño pequeño que necesita unos cuidados diarios. No sé cómo ha ocurrido esto, pero pido que se depuren todas las responsabilidades posibles”, reclama Javier González.



Para la familia, lo más incomprensible es que el Hospital asumiera realizar una operación sin un radiólogo intervencionista de guardia que pudiera haber intervenido a Encarni de inmediato cuando se le generó el trombo. “Es una negligencia que nos ha arruinado la vida”. 


Infarto cerebral en el lado izquierdo 

La mujer sufrió un infarto en el territorio de la arteria cerebral media izquierda “de etiología inhabitual”, una disección traumática de la arteria cerebral media izquierda durante el cateterismo y una trombectomía por trombo suboclusivo. Como consecuencia de ello, la paciente permanece con afasia global y pérdida de fuerza en todo el lado derecho del cuerpo.  “Su cerebro sufrió mucho y el daño neuronal es ahora irrecuperable”. 




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