“Mucha gente nos dice ‘yo no podría’, pero nosotros lo tenemos claro”

La historia de Tineke, André y Simón, en su experiencia con la acogida de urgencia

André, Tineke, Simón y el bebé que vive con ellos actualmente, en la modalidad de acogimiento de urgencia.
André, Tineke, Simón y el bebé que vive con ellos actualmente, en la modalidad de acogimiento de urgencia. Cristina Da Silva
Cristina Da Silva
20:24 • 31 mar. 2018

Tineke, André y Simón conforman una familia que es común y peculiar a un mismo tiempo. Una familia de lo más normal, que cuenta con su propia singularidad y cuya casa se ha convertido en hogar perenne de aquellos menores que precisan una atención urgente



Provienen de Holanda y, durante años, han estado acogiendo a niños. “Este es un proyecto que llevábamos en el corazón desde hace mucho tiempo. Cuando vivíamos en Holanda, nos informamos sobre la posibilidad de ser padres de acogida”, comienza diciendo André.



“Allí acogimos a varios niños procedentes de países africanos, como Angola y Nigeria”, añade Tineke.



Sin embargo, algunas de esas primeras vivencias no fueron todo lo bien que hubieran deseado. “Lo dejamos por un tiempo. Nos trasladamos a España y, tras llevar unos 9 años aquí, retomamos este propósito con la Cruz Roja en 2013”, detalla André. 



Actualmente, están realizando su cuarto acogimiento de urgencia en España. Dicha modalidad va orientada a niños de entre 0 y 6 años que, por diversas circunstancias familiares, necesitan mudarse de inmediato.



“Pensamos en la modalidad de urgencia porque plantea una duración más corta y eso nos permite ir a Holanda a ver a la familia entre las distintas acogidas”, especifica André. “También por la edad de los niños, que se asemeja más a la de nuestro hijo”, prosigue.



Experiencias
En sus tres primeros acogimientos en España, Tineke, André y Simón compartieron hogar con dos bebés y con una niña de 3 años, sucesivamente. En su última acogida hasta la fecha, están proporcionando hogar a un bebé recién nacido.



Basándose tanto en estas cuatro experiencias como en las anteriores que vivieron en Holanda, Tineke comenta las diferencias que han observado en su relación con los niños y con los bebés. 


“Con los recién nacidos es distinto porque no hablan”, afirma. “Los niños grandes son conscientes de que provienen de otra familia. Eso cambia la forma de actuar con ellos”. Cuenta que con los bebés es necesario un trabajo físico considerable, mientras que con los mayores la labor es más bien psicológica.


El momento de decir adiós varía igualmente. “Despedirse de un recién nacido es duro, pero también se siente algo diferente”, recalca Tineke.


Tras la acogida

La relación entre la familia de acogida y los menores puede prolongarse después de la convivencia. Sin embargo, Tineke explica que “cuando los niños vuelven con su familia de origen, normalmente el contacto con ellos no perdura”. En el caso de que se trasladen a vivir con una familia adoptiva, es esta última la que decide si la relación con la familia que los acogió se mantiene o no.


“Nosotros, por el momento, seguimos viendo a los dos primeros bebés que acogimos. Con la niña de 3 años no hemos mantenido el contacto”, precisa Tineke.


“Mucha gente nos dice ‘yo no podría’, pero nosotros tenemos claro por qué lo hacemos”. Para Tineke y André, se trata de ayudar a niños que lo necesitan en el momento determinante que suponen los primeros años de sus vidas


“Desde el principio, sabemos que el pequeño no es nuestro. Eso es algo de lo que se debe estar mentalizado para que funcione”, señalan.


Respecto a las impresiones de las personas de su entorno, “parece que las generaciones mayores lo entienden mejor que las jóvenes, que suelen preguntarnos cómo influye un proyecto así en nuestro plan de vida y de carrera o cuál es la retribución económica”. 


Tal es la impresión general que sustraen por lo observado en el pueblo en el que residen. “En la ciudad se tiende casi a lo contrario: son los jóvenes quienes se muestran más comprensivos”. 


Aprendizaje
En palabras de André, el acogimiento de urgencia significa para ellos “hacer algo bonito por estos niños, que también es bonito para nuestro hijo. Simón está aprendiendo qué es tener un hermano, cómo se cuida a un bebé, cómo decir adiós, aunque a menudo resulte difícil... Y todo ello son lecciones muy importantes”.


“Me gusta tener hermanos pequeños porque puedo jugar con ellos. Es divertido. Lo que no me gusta es que lloren tanto”, opina Simón. 

Tineke considera que el acogimiento “ayuda a conocerse a uno mismo”. “No lo necesitamos para alcanzar la felicidad o porque no tengamos un propósito en la vida, pero es algo que nos aporta y que nos llena”, aclara André. A pesar de lo duras que resultan las despedidas, “lo positivo, lo que ganamos todos, es superior y compensa”, analiza Tineke. 


Para ello, “el amor familiar es fundamental”. “El contacto diario con los vecinos del pueblo, donde todos nos conocen, ayuda mucho”, declaran. Así concluyen, animando a otras personas a sumarse al proyecto, puesto que “siempre hacen falta familias en todas las modalidades”


Temas relacionados

para ti

en destaque