Cómo diferenciar el hambre real del hambre emocional

Un problema muy común que puede surgirnos cuando nos iniciamos en una dieta o tratamos simplemente de comer mejor, es que nos aparece el hambre emocional y acabamos cayendo en malos hábitos comiendo cosas que sabemos, no deberíamos comer. Este hambre, aunque parezca real no lo es y para ayudarnos a identificarlo mejor, nuestra nutricionista de cabecera, María Giménez, nos explica las características de ambas.

El hambre emocional es el hambre que se asocia a nuestras emociones y suele ser muy intenso. Es el hambre que aparece de repente, que tiene que ser ya, que no puede esperar y no nos suele apetecer cualquier alimento. Suelen ser ultraprocesados ricos en azúcares o grasas hidrogenadas como la bollería, helados o patatas fritas. Además tiene otra característica y es que aun estando llenos, seguimos comiendo y al terminar nos sentimos empachados y con sentimiento de culpa. 

Mientras que el hambre real es aquella que aparece poco a poco y puede esperar. Nos puede apetecer cualquier alimento, por ejemplo, una manzana o un huevo duro, porque tenemos hambre realmente y es el hambre en la que comemos hasta estar satisfecho y nos sentimos bien al terminar. 

Este ha sido el consejo del viernes de la nutricionista María Giménez, en su espacio diario, patrocinado por Lonjafresh, en el programa de 'Hoy por hoy' de la Cadena Ser Almería. A través de estos consejos pretende ayudar a adquirir hábitos alimenticios más saludables, algo que considera muy importante, porque sin interiorizar los hábitos, las recaídas en los anteriores que no lo eran tanto, son muchos más probables. 

Ayer nos enseñaba por qué cenar ligero y temprano es importante. Días atrás nos explicó los beneficios de comer pescado blanco qué comidas saludables podíamos llevarnos cuando queramos comer en la playa, los 2 mitos falsos y más extendidos a la hora de perder peso. La semana pasada anterior también nos enseñó los errores más comunes a la hora de perder grasa y los beneficios de comer alimentos como el pulpo, los calamares o la sepia, algunas opciones para no excederse en los bufés libres de los hoteles, la gamba como el otro gran alimento saludable típico del verano y por último, nos enseñaba algunos trucos para reforzar nuestro sistema inmunitario.