Adiós a una artista de posguerra

E.D.V

Mary Ortiz

  • La Voz
El pasado 28 de febrero falleció en Madrid, ciudad donde residía, la artista almeriense Mary Ortiz, célebre cantante de posguerra. Mary nació un 14 de Febrero (no podía ser otro día) de 1923, en la calle Real, aunque por las cosas de la época, su registro se realizó dos años más tarde, lo que hizo que su DNI reflejara siempre dos años menos que su partida de bautismo. Hija de músico de la banda municipal almeriense, que por motivos de salud tuvo que emigrar a Madrid, su infancia discurrió en una familia de seis hermanos, cuidada y liderada por una mujer decidida y capaz, que supo llevar adelante a todos sus hijos, incluso en la época de la guerra. Comienzos María empezó a cantar muy pronto, a los dieciséis años, siempre acompañada por su madre, responsable de proteger todas sus cualidades personales en un mundo difícil para el arte en general y para las mujeres artistas en particular, que necesitaban de una “carabina” a su lado. Pronto empezó a destacar en los Cafés cantantes de la época, algo que compartía con temporadas en Madrid con el fin de completar su formación musical en las academias de las principales maestros de la copla: Monreal, Solano, Mostazo o Quiroga entre otros. Sus giras empezaron a dar renombre a una artista que siempre llevó a su Almería natal como una bandera irrenunciable y que además permitían que su familia pudiese vivir dignamente, cosa nada sencilla en los años de la posguerra. Ella tuvo el honor (como siempre decía) de inaugurar la primera Caseta Popular de la Feria de Almería y sus actuaciones en el Café Colón se contaban por llenos, como también ocurrió en Madrid, Córdoba, Sevilla, Granada, Salamanca, Jaén, Cáceres, Badajoz, Santiago, Santander, San Sebastián y tantos y tantos escenarios recorridos durante sus dieciocho años de carrera profesional. No pudo actuar en todos los escenarios, porque en algunas plazas como Bilbao, Barcelona, Tánger o Casablanca era obligatorio que la artista, tras su actuación, bajase del escenario a alternar con los clientes, y ese era un paso que ni su madre ni ella quisieron dar. Zambra En su repertorio no faltó nunca la zambra, aquel género que sólo algunas voces privilegiadas podían transmitir con toda su intensidad y dramatismo lo que le valió el título de “La reina de la Zambra” que aparecía en muchos de los carteles que anunciaban sus actuaciones. Sus zambras “No te pudo perdonar” o “Porta Graná” alternaban con músicas más modernas como “Yo te diré” o “Amado mío”. Admirador Finalmente colgó los trajes para casarse con el que fue su más rendido admirador durante años y del que no pocas veces había conseguido separar su madre poco antes, por miedo a que su carrera se viese interrumpida demasiado pronto. Desde entonces vivió en Madrid, siempre suspirando por Almería, su Almería, a la que acudía con la ilusión de una quinceañera cada vez que tenía ocasión. Disfrutaba de su tierra como sólo los que no la pueden pisar a diario pueden hacer, y la cantaba y cantaba como en sus días de éxito junto a Imperio Argentina, Lolita Garrido o Antonio Machín. El pasado 28 de Febrero, a sus 95 espléndidos años, decidió continuar sus conciertos en otro lugar, allí donde su poderosa voz y arrollante simpatía se mantendrán para siempre. Descansa en paz Mary Ortiz.