A mi abuelo Juan Antonio Petit, eternamente excepcional

Lo que mejor he podido conocer de ti ha sido tu lado personal y humano

Juan Antonio Petit

  • Juan Antonio Petit Zamora

Sería imprudente tratar resumir en unas líneas la ejemplaridad de un hombre como tú, pero como nieto tuyo, te debo estas palabras.


Los que te hemos conocido, somos testigos de lo que has logrado profesionalmente y todo lo que has entregado a esta provincia.


Como siempre dice la abuela Constanza: “se iba a las 7 de la mañana y no volvía hasta las 11 de la noche”. Esta dedicación te venía de familia posiblemente, de los tiempos duros de verdad o simplemente de tu naturaleza, no lo sé. Lo que sí sé, es la devoción que sentiste por todas las personas con las que trabajaste al lado, porque para quién estaba enfrente debía ser una presión y un martirio saber que mi abuelo era inquebrantable y honesto.


Siempre has recordado a las personas, agricultores, empresarios y trabajadores de Almería como una gente que, bien organizada y dirigida, podría llegar a elevar nuestra provincia a nivel mundial. Y mirémonos ahora, más de 60 años después de que llegases desde Valencia a tu querida Almería.


Ninguna de estas gentes de Almería creo sinceramente podría nunca hablar mal de ti. Y no solo esto, sino que no podrían hacer otra cosa que deshacerse en buenas y sinceras palabras, y así lo han hecho, tú lo sabes y nosotros también. ¡Quién te ha conocido, te ha disfrutado!


Lo que mejor he podido conocer de ti ha sido tu lado personal y humano. De una persona justa, ecuánime, equilibrada y coherente, que aunabas estas cualidades junto con tu honradez, tu integridad y, sobre todo, tu cariño, en especial el cariño a tu familia.


Tu familia ¡Cómo nos has querido! Cómo has procurado que nunca tuviésemos alguna carencia, que estuviésemos unidos, que nos quisiésemos, que ya te encargarías tu del resto. Y digo esto porque las únicas ocasiones que te recuerdo enfadado, ha sido cuando veías a alguien de la familia peleando. Y hasta cuando tu dichosa operación llegó, libretita en mano, ¡cómo sonreías cuando te veías rodeado de la familia!


Una familia que valoramos y nunca olvidaremos la unión y la identidad que has supuesto para nosotros, compartiendo tus aficiones, haciéndonos participes de ellas y fomentándolas. Compartiendo tu vida constantemente con nosotros, de principio a fin, salvo algunas historias que nunca nos has terminado de contar quizás por estar delante la abuela.


Para recordar

Hoy es un día para recordar que mi abuelo ha hecho mejor este mundo, ha mejorado su entorno, ha hecho buenas a las personas y les ha enseñado como serlo, entre las que intento incluirme cada día. Ha hecho de su vida una referencia para todos los que le queremos y admiramos. Y nos lo ha puesto muy difícil, porque gracias a él sabemos lo que es una persona exitosa y ejemplar en todos los sentidos, lo que una persona es capaz de conseguir y la huella que puede dejar en este mundo.


Me quedo con esto, abuelo, con tu corazón y tu entrega hacia todo lo que te has propuesto hacer. También me quedo con tus momentos difíciles, nuestras sobremesas, con tu compás, tus castigos de la mili, el Galán Joven, las veladas de boxeo, la alineación del Levante, tus andanzas en las cuevas de Granada, las naranjas de Ibiza, los cupos de exportación, el cortijo en Rioja, Juan Belmonte, el hotel Simón, el Quinto Toro, el Taranto, D. Benjamín, el Dr. Vendrell, tu Valencia querida y sobre todo con tu ejemplo y tu ayuda incondicional.


Por mi parte, abuelo, estoy extremadamente orgulloso de llevar este nombre y este apellido, de lo que significa gracias a ti, y aunque nunca podré llegar a igualarte, espero que algún día puedas llegar a verte reflejado en lo que soy.