A la memoria eterna como la de los árboles

Hablar de José es hablar de credibilidad y honestidad en el marco político de la provincia

  • Mar Verdejo

Cuando las jacarandas florecen en la ciudad por segunda vez en el año, José Fernández Revuelta cumplía años. Este bello y elegante árbol que nos regala a esta tierra austera, entre otras cosas, flores lilas de gran belleza. Tanto el árbol como José nos mostraban, en un acto de rebeldía ante la realidad, que la belleza es la mejor arma para luchar y conseguir un mundo mejor.


Decía Celia Viñas de él que era un alumno sobresaliente y a él, la maestra épica y mística, le dejó una imborrable huella para la discusión, el escribir y el describir. La maestra, de apellidos botánicos, lo inició en su periplo literario como un torbellino, que era acompasado por el sonido de sus pulseras, y dentro del remanso de su mirada de madre. 

El alumno y la maestra ahora dialogan, bajo la atenta mirada de los árboles, su amor a la naturaleza y a la tierra. La enseñanza libre de Celia sigue latiendo entre sus alumnos y alumnas. Hablar de José es hablar de credibilidad y honestidad en el marco político de la provincia. En cada una de las palabras de los más de mil artículos escritos emanan el espíritu colectivo de superación y esperanza: la elegancia en las palabras y en sus actos han sido una constante en su talentosa vida. Quienes lo han conocido bien destacan su cercanía, honestidad, ética, amabilidad, respetuosidad, sensibilidad, etc., y para mí, la que brilla por encima de todas, es su gran humanismo. 


Almeriense que amaba a su tierra y a todo el que habita en ella: apostó, junto a un grupo de entusiastas como él, por la cultura almeriense, rescatándola pues se estaba perdiendo en el mundo de los pueblos olvidados. Supo conjugar con la buena palabra su visión de futuro. En cada palabra se hace latente su vinculación con la naturaleza.


Su conexión con la tierra la hace patente cuando habla de su amor a su hermosa familia. Con esta exquisita sensibilidad puede parecer que a José no le fue fácil ser el primer presidente de la Diputación de Almería: eran tiempos complejos con mucho en juego y por hacer. Tuvieron que demostrar que los derechos democráticos eran la herramienta para hacer una provincia más habitable y solidaria. 


Ahora volvemos a estar en un momento de la historia complejo y se hace necesario recuperar a las personas que, como José, han sido y son espejo para el resto. Es hora de mirar como lo hicieron ellos, con imaginación y talento, porque Almería como siempre austera se muestra generosa a sus hijos. El José poeta escribe: “Te llevo/ tan irremediablemente dentro, que habrían de arrancarme/ tu azul de mis ojos,/ o de mis uñas,/el ocre de tu tierra…/Tendrían que borrar de mi ser/ tu desierto, la palmera,/ el mar, el oasis/ la cal y la espuma./ Y, a pesar de todo, no te apartarían de mi entraña”.


José Fernández Revuelta ya está junto a Celia, su querida maestra, y a su amada mujer, susurrando a los árboles de Almería que dirigen sus ramas al cielo agradecidos por su amor a ellos. José vuelve también a ser aquel niño que escuchaba los versos de Celia: “Todos mis sueños/ pájaros en vuelo/ sobre los pinos futuros/ y ciertos / de tus bosques de mañana, mi Almería”. Extracto del poema “Un árbol” de Celia Viñas.