Querida mamá: te seguimos añorando

El profundo amor que sentíamos y seguimos sintiendo por ti no cambiará nunca

María Isabel Muñoz Segura

  • Tu familia

Hoy día 8 de junio hace once años que te marchaste, podría decirte que aunque el tiempo pasa rápido, todos, grandes y pequeños te seguimos añorando, seguimos echando en falta tu presencia.


Todos tus hijos, nietos, biznietos a los que llegaste a conocer, que aunque muy pequeños tienen un recuerdo lejano pero bueno y agradable de su bisabuela. 


Ya ves, la vida sigue siendo la misma, con sus derroteros, sus alegrías y penas, igual que cuando estabas con nosotros. 


Si es verdad que con más miembros en nuestra familia y otros que nos dejaron pero que a buen seguro comparten descanso con vosotros, con todos los nuestros.


Pero aunque el tiempo pase y todo sea aceptación y resignación hay algo claro, y es que la esencia, el cariño, el respeto y el profundo amor que sentíamos y seguimos sintiendo por ti no cambiará nunca.


Dejaste buena huella y un gran legado a tu paso entre nosotros.


Te involucraste tanto con todos los tuyos que es muy difícil de olvidarlo.


Tenemos muy grandes y gratos recuerdos de ti, de tu idiosincrasia, tu positividad ante la vida, tu compromiso hacia los demás, a los no tan allegados, a los consanguíneo, a los que intentaste ayudar moral y espiritualmente, demostraste una empatía que a día de hoy todos los que te conocieron siguen teniéndote presente y nos lo manifiestan después de tantos años.


Es de agradecer.Pero ese reconocimiento público te lo ganaste tu solita con tu buen comportamiento, educación, respeto y cariño hacia los demás, todo esto nos hace sentir orgullosos de la persona que en vida eras y siempre serás.


Seguramente allí donde estés debes de sentirte dichosa de la buena semilla que sembraste aquí en la tierra y que ha germinado bien para tu satisfacción como madre y abuela. Me queda decir que en cada momento de nuestras vidas te recordamos. En los momentos tristes porque te necesitamos y en los ratos de alegría porque no estás con nosotros y no te podemos ver sonreír.


Recuerda bien que solo muere de verdad al que no se le recuerda.


Ojala podamos seguir escribiéndote otros once años más para seguir manifestando que gran mujer eras y el respeto y cariño que te procesamos, siendo buena señal de que seguiremos en este camino al que se le llama vida. 


Te deseamos todo el descanso que te mereces junto a la paz del señor.