Palabras de despedida y homenaje a D. Jesús Gázquez Martín

Manuel Madrid Saavedra

D. Jesús Gázquez Martín

  • La Voz

Quiero con estas pocas y torpes palabras agradecer a nuestro Fiscal de Menores, D. Jesús, en mi nombre y creo hablar en el de todas la personas que le conocíamos y que pertenecíamos a la Jurisdicción de Menores de Justicia Juvenil en los años que inició su andadura en Almería, allá por el 2002, el cariño y atención con el que nos recibía y trataba, dándonos solución a todos los problemas que le planteábamos y que en su día eran muchos, de diversa índole y máxima dificultad. Era una Jurisdicción que iniciaba su andadura entre alarma social, contestación, rechazo hasta la barbarie vecinal, escasos recursos y ausencia del personal de experiencia en el trabajo con menores y, sobre todo, con perfiles tan difíciles. Tras el transcurso del tiempo y con mucho esfuerzo, la realidad se fue trasformando a como la conocemos hoy, consiguiéndose logros muy importantes en  el tratamiento y reinserción de menores por la dedicación de personas tan notables como D. Jesús.


Muchas veces tenemos poca memoria para aquellas personas que hicieron posible la verdadera transformación de la Jurisdicción de Menores dignificando la profesión con los únicos medios que tenían a su disposición y que eran fundamentalmente la dedicación, la ilusión, trabajo, unión y enseñar todo lo que sabían a unos profesionales muy jóvenes que empezaban en este trabajo tan difícil, con el único fin de conseguir la mejor atención a los Menores y a sus familias. La realidad actual es distinta y la Jurisdicción de Justicia Juvenil es el ejemplo y la envidia de las demás Jurisdicciones por su funcionamiento y logros. Esta herencia esperemos que perdure y el gran esfuerzo de muchos dejándose la vida y la piel para conseguirlo se vea mantenida y mejorada por los responsables actuales. Por eso quiero con voz fuerte y emocionada darle las gracias a una gran persona y mejor profesional que con mucha ilusión apostaba por los menores dándoles todo tipo de oportunidades y tan bien atendía a los educadores de los Centros.


Todavía recuerdo perplejo los primeros días de servicio como director del Centro de Menores Tierras de Oria en los que, entre otros muchos problemas por aquellos entonces, ya que era el Centro de Máxima Seguridad de la Comunidad Autónoma Andaluza, se hacían los ingresos por la Guardia Civil y los Centros se oponían al ingreso de los mismos, incluso por la comisión de delitos violentos por sobrepasar su capacidad. De centro en centro intentando hacer el ingreso, la Guardia Civil llegó con un menor al nuestro y recibí una llamada telefónica de D. Jesús y entendí y me recordó perfectamente cuáles eran mis funciones, que yo ya tenía claras. Se presentó y me preguntó si era licenciado en Derecho. Le contesté: “No soy Maestro, D. Jesús”. Me preguntó “entonces, pero ¿sabe leer no?” Le contesté que sí. Me dijo: “Pues acuda a la lectura detenida de los artículos del Código Penal que hacen referencia a la desobediencia y colaboración con la Justicia en caso de incumplir un auto judicial de ingreso de un menor”. Entendí perfectamente lo que me decía.


Aquella conversación me originó que me hiciera una idea de D. Jesús de persona estricta donde las hubiera y de preocupación de verme frente a él ante cualquier problema que hubiera en el centro. Nada más lejos de la realidad. Cuando por razones de nuestro trabajo pudimos en distintas reuniones, visitas o actos conocernos un poco mejor, pude darme cuenta de la grandeza, profesionalidad, simpatía e integridad de su persona, siendo un referente al cual acudía para cualquier duda o problema que me surgiese.


Cada  vez que nos veíamos recordábamos riéndonos la anécdota de su llamada telefónica del ingreso de menores en centros y lectura del Código Penal, que pone de relieve el caos que reinaba en aquellos años en la Jurisdicción, entre otros en el campo jurídico y la importantísima transformación posterior de la Justicia Juvenil, destacando el papel fundamental que fue la provincia de Almería. 


Aquí se ubicaron los centros de menores que no querían en otras provincias y localidades por la apuesta personal muy contestada y ahora muy acertada, de los responsables de entidades municipales y de la Junta de Andalucía de la época y el motor en concreto que fue el Centro de Menores “Tierras de Oria” por su buen funcionamiento y programas pioneros en tratamiento, laborales y de reinserción y sobre todo por el buen hacer y reto personal de muchos profesionales para que dicha transformación fuese una realidad siendo un referente a nivel nacional e internacional habiéndose beneficiado muchos niños para forjarse un futuro digno y hacerse hombres de bien,


Quiero darle las  gracias allí donde esté, que será el cielo, y ensalzar su figura por la humildad con que siempre nos trató, atención que nos dispensó, el cariño que se desprendía en sus palabras y consejos y, sobre todo, por la protección, en su ejercicio profesional, que hacía al personal educativo y técnico de los centros para que pudieran llevar a cabo su difícil labor y también por las numerosos oportunidades que les daba a los Menores que tanto  bien les hizo.


A nivel personal agradecerle la amistad tan cordial que nos unía por compartir tantos momentos difíciles y siempre estar presente y presidir entre ambos el respeto, la admiración y el esfuerzo por los demás y la vocación por su profesión que en este caso era que los menores salieran hacia delante.


A su familia le transmito mi más sentido pésame y para usted, mi querido D. Jesús, muchas gracias por todo y por tanto. 


Un abrazo grande grande y hasta siempre.