Ya te fuiste de este mundo… pero no de mi corazón, aquí permanecerás mientras nos volvamos a encontrar.
Fuiste para mi, mi tía del alma, mi segunda madre, mi confidente, mi amiga… Ahora mismo siento en mi, un vacío, no puedo aun asimilar que ya no te voy a volver a ver, que no voy a volver a oír tu voz, tus palabras, tus consejos, y como no, tu simpatía, esa simpatía tan característica en ti.
En mi cumpleaños me diste un sobre con mi regalo y allí escribiste unas palabras que se me clavaron en el corazón y las cuales llevaré grabadas mientras viva:
“Te quiero Carmen Mari, fuiste unas de las primeras ilusiones de mi vida”
Te quiero tita, te quise y te querré siempre. Por tantas cosas que hiciste por mi. Por eso, mi tía Antonia en cada palabra, en cada sentimiento, en cada recuerdo, siempre estarás.
Protégenos desde donde estés, que será con tu Pepito Jimenez.