Una madre Coraje

Lourdes Sánchez Arriaga

Antonia Sánchez Jiménez

  • La Voz
Como una vela te has ido apagando poco a poco, hasta que el pasado 3 de junio comenzó tu nueva vida en la habitación de al lado. Ya eres otra de las estrellas que velas por todos los que estamos aquí abajo y estoy convencida que sabrás guiarnos por el buen camino. ¡Bendita por la muerte que has tenido! Una muerte sin sufrimiento, sin ruido, tranquila y arropada por el calor de los tuyos. Tus hijas temían que llegase ese momento, no querían verte sufrir y sin embargo, no fue así. Tu misma fuiste capaz, en tu lecho de muerte, de transmitirle paz y serenidad, como símbolo de agradecimiento a todo lo que habían hecho por ti. Poco a poco cerraste los ojos y dejaste de respirar, con tus hijas cogiéndote la mano, y tus hijos, yernos, nueras y nietos alrededor. ¡Qué bonita despedida para una mujer de bandera!. Mujer luchadora, trabajadora, con una viudez temprana porque aún llevabas a tu quinto hijo en tu vientre cuando nuestro abuelo murió. Que duro tuvo que ser para ti y como te armaste de valor para salir adelante. Eso se llama coraje y eso fuiste tú, una madre coraje para tus hijos y una mujer coraje para ti misma, que no te rendiste nunca ante la adversidad. Creo que la vida es un aprender constante, y tiene mucho de enriquecedor lo que veas y vivas de las personas de tú alrededor, y tus nietos debemos tomar ejemplo de la gran labor que han hecho tus hijos contigo y que tú hiciste con ellos con anterioridad. Es un gesto reciproco que no tiene precio en esta vida. Soy de las que pienso que las cosas hay que hacerlas en vida y que todos recogemos lo que sembramos y así ha sido contigo. Para un hijo/a eso debe ser una satisfacción y espero que tus hijas cuando lean estas palabras se sientan orgullosas de sí mismas, y sobre todo piensen que son un ejemplo a seguir. La Virgen del Saliente estuvo a tu lado mientras te velamos. Esa Virgen que siempre has llevado en tu corazón, al igual que la Virgen de Los Dolores y la Cofradía de los Negros. Tus cuidados. Cuando iba a verte siempre la tata te tenía puesto el camisón de dormir a juego con las sábanas, parecías una “pollita” como decimos en la familia, con tu cara tan saludable y tu color tan natural, que a más de uno nos gustaría tener. ¡Qué brillo de cara! Yo siempre lo decía y la tata me contestaba: nena es que todos los días le echo su aceite, sus cremas.. ¡Qué bien cuidada estabas!. No todo el mundo puede presumir de ello. Nunca te han dejado sola, siempre en la cama de al lado ¡Vaya aguante tiene el colchón! Y tus hijos iban a verte cada día, y si tenían que ayudar, en ese momento a sus hermanas, lo hacían. Tú que no querías salir de casa de tu hija Rosa (tata) y allí has estado casi los últimos 7 años de tu vida, con las idas y venidas de tus otros 4 hijos y tus nietos, que cuando tenían que quedarse también lo hacían. Tu nieta Ana a mediodía, mientras que llegaba mi madre para hacer el relevo. ¡Qué enriquecedor que una nieta le cambie el pañal a su abuela!. Es de admirar. Grandes Recuerdos. Nos gustaba que llegase la nochebuena porque nos dabas un sobre con dinero y todos gritábamos ABUELA, ABUELA. La meme se encargaba de prepararlo y nosotros nos poníamos muy contentos al recibirlo. Yo aprovechaba para comprar cosas para mi piso, así que también te tengo presente en él, porque algunas cosas las he pagado con dinero que tú me dabas. Gracias de corazón. O por ejemplo, el legado que has dejado con una de tus comidas, tu famoso “eso de mojar”, ese nombre que sólo entendemos nosotros y que a mí me gusta mucho. Gracias por tu sonrisa. Este último tiempo ha sido triste para todos, hemos visto cómo poco a poco te has ido apagando y a veces, nos daba impotencia no poder hacer nada. Cuando iba a verte me venía a Macael cabizbaja, no quería verte así. Era duro, intentaba que me dijeras algo, pero ya no tenías fuerzas para eso. Te agradezco que me sonrieras el día de la comunión de la Isa pequeña. Me acerqué a la cama como siempre, y la tata te dijo, mamá, ¿la conoces?, y tuviste tú momento de lucidez, me miraste, me conociste y me sonreíste. En mi corazón la llevo para siempre. Descansa en paz abuela y gracias por ser esa madre coraje que fuiste y por regalarnos, en mi caso una madre, que no sé qué haría sin ella. ¡Qué importantes son las madres en nuestras vidas! y en el caso de mis primos, dos madres más, la tata y la meme, y dos padres, el José y el Manolico.