- Antonio Arjona
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- 12.09.2022
En el año 2022, bien avanzado el siglo XXI, época de lucha por derechos sociales a los más desfavorecidos y personas con problemas olvidamos pequeños (o grandes) detalles. Las personas con autismo sufren de hipersensibilidad acústica, intolerancia a los ruidos, y algunas campañas de concienciación, como el día sin ruidos en la feria, se llevaron a cabo en época prepandemia. En el municipio de Roquetas de Mar el tema de cohetes en diversas fiestas, en verano casi todos los fines de semana (este en la Barriada de la Gloria en Aguadulce), ha vuelto con gran fuerza. Aparte de las lógicas tracas de inicio y clausura de fiestas durante varias horas cohetes con gran estruendo acústico y sin ningún patrón ni control aparente conducen a las personas con hipersensibilidad acústica a situaciones de estrés y angustia hasta que ya bien avanzada la noche se decide poner fin a este festival de ruidos. No solo los autistas sufren, mucho, sino también animales domésticos y resto de ciudadanos. ¿Tan difícil es regular este tema limitando las horas de cohetes y artificios a unos minutos de inicio y final? Las personas con autismo se lo agredecerán.