- Martín Martínez Martínez
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- 31.08.2022
Un día de este verano, en Águilas, un pueblo de Murcia, se me cayeron al suelo 10 euros. Media hora más tarde, el joven que se los había encontrado me los devolvió. Yo impresionado y agradecido le regalé 5. El quiso protestar y yo le mencioné el Código Civil y los derechos del descubridor. Un porcentaje de lo hallado. (…). Un joven con valores. Este valor escasea. Escasea, pero no ha desaparecido. ¡Lo celebramos!. Este valor forma parte de un supervalor: ¡La Justicia!. Satisfecho con la honestidad mostrada por el joven mencionado, durante todo el día, me dedico a anotar mentalmente las conductas cívicas de mi entorno: Un hombre apaga su cigarrillo, cuando percibe que en la mesa de al lado protestan por el humo. Un ciclista reduce la velocidad cuando cerca hay personas. Una señora recoge los excrementos de su perro. Un niño pequeño abandona su asiento cuando se acerca un anciano. Un vecino sostiene la puerta de mi escalera, y me cede el paso. Hoy comiendo con unos amigos, entre los que hay revolucionarios y reaccionarios, se ha evitado la política.