SOMBRAS

  • CARLOS DEL CAMPO FERNÁNDEZ
  • 18.09.2020

En estos tristes momentos en que nada es lo que era, cuando se usan argumentos para esconder la ceguera. Cuando la verdad no existe porque es mejor ocultarla pues es demasiado triste para intentar afrontarla. Cuando lo real se invierte porque lo falso destaca y lo malo se hace fuerte mientras a lo bueno ataca. Cuando acaba la paciencia porque lo mediocre sube al nivel de la excelencia y seguimos en la nube. Cuando se asume, sin más, que se inviertan los valores, sin alterar el compás, rechazando los temores. Cuando se olvidan principios, cuando se miente a sabiendas, cuando nos creemos limpios aunque apesten las sendas. La buena gente ignorada, los criminales honrados, la honradez pisoteada, los delitos disculpados... Y las víctimas son crueles, sus asesinos leales, trastocamos los laureles, pervertimos ideales... Cuando todo esto vemos sin alterar nuestro pulso y, viéndolo, nada hacemos por corregir el impulso. Y, como aves temerosas, ocultamos la cabeza bajo el ala, temblorosas, ignorando la bajeza… Nunca podremos decir ¡qué mala suerte tuvimos! pues, pudiéndolo impedir, para hacerlo, nada hicimos.