LICENCIA PARA LEER

  • Andres Reina
  • 28.11.2019

Estoy convencido de que la estampa les resultará familiar si suelen aprovechar sus escasos pero valiosos minutos en la cafetería de confianza de la esquina para ojear las noticias del diario mientras saborean su café. Existe una figura, en ocasiones parapetada oculta y agazapada tras la columna, que recibe el nombre de “el implacable acechador del diario”. No se trata de ningún maleante, pueden estar tranquilos. Su misión es tener bajo absoluto control y vigilancia extrema la localización permanente de los ejemplares para abalanzarse sobre la presa en cuanto intuye que el lector abandona el hábito. Es muy recomendable no hacer gestos ni determinados aspavientos (colocar el diario en el filo de la mesa para bajar la mirada por un instante y ajustarse el cordón del zapato) que puedan servir de acicate o incitar al movimiento del astuto acechador. Su impulso suele ser de naturaleza posesiva. Estimados con-cafeteros, se trata de compartir sin avasallar y si es posible, hacerlo con cierto orden y mesura. Beban, lean y disfruten; eso sí, con algo de cautela. En un próximo capítulo “el avispado ladronzuelo del diario ajeno".