¿Para qué estudio?

  • 21.04.2018

Tengo cerca de 42 años. Un puesto de trabajo, que podríamos denominar estable. Hace unos años me matriculé en una Universidad a distancia para estudiar la carrera que de joven no pude estudiar por cuestiones económicas. Con todo lo que está ocurriendo con el máster de la señora Cifuentes, las ganas de seguir esforzándome, se van disipando. Mi jornada laboral excede con creces las 40 semanales en jornada partida. Cuando llega el fin de semana, tengo que renunciar a una parte importante de mi tiempo libre para preparar los trabajos de la Universidad o estudiar para los diferentes exámenes. Una importante partida de mi salario va dirigida a cubrir la matrícula cada semestre. Compañeros que mientras sus parejas y niños están en el parque o en la playa, ellos están hincando los codos en sus mesas de estudio. Seguramente a estas alturas de la película, no me dedicaré a aquello a lo que ahora estoy estudiando con tanto tesón. Llamémosle un reto personal. Pero toda esta ilusión se desvanece por completo cuando a una persona le regalan un título universitario simplemente por ser quien es y por el poder que pueda atesorar. El respeto que siempre he profesado a una institución como la Universidad, también se diluye y solo deseo que se depuren todas las responsabilidades.