- Angela Mateo Martin
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- 12.03.2018
Contra el desprecio absoluto por un ser de nuestra especie, la solidaridad, la empatìa, la generosidad, el amor, que un pequeño ser (un pequeño pez) y su familia han sido capaz de contagiar al mundo, y nos permiten seguir creyendo en la bondad del ser humano. Hoy Almerìa està de luto. No hay màs que verlo en sus calles. En la gente que hace interminables colas para despedirse del Pescaito. En los crespones negros que decoran coches y organismos oficiales. En la multitud creciente que comienza a llegar a la escultura de la ballena, frente al puerto. En el respeto con el que miramos hoy a las fuerzas de seguridad. En el tràfico atípico dirigiéndose al centro, como solo ocurre en fechas muy señaladas en Almerìa. Ya sabéis... Hoy Almerìa sale de su letargo. Como pocas veces y aun por menos motivos. Y, hoy he vuelto en un mar de làgrimas a casa. En una mezcla de tristeza y enorme esperanza. Y muy llena de amor y de orgullo por mi tierra, por la gente que la habita, y en extensiòn por este mundo lleno de gente buena. ¿Que ironía, verdad? Pescaito, ya eres eterno.